Vannesa Romero
Enviada Especial
El manejo del 10% de las regalías que es destinado para ciencia y tecnología, se ha convertido en un dolor de cabeza para la comunidad investigadora, pues la etapa de iniciación está en las gobernaciones y no en las comunidades.
Esta es una de las principales preocupaciones de la directora General de Colciencias, Paula Marcela Arias, quien durante la apertura de la Convención Científica Colombiana SUMA que se desarrolla en Cartagena, mostró su molestia porque Colombia es el único país en América Latina en disminuir la inversión en dichas áreas.
“Las regalías se han convertido de alguna manera en un pequeño dolor de cabeza, que si no lo atendemos se puede volver en uno más grande, pues hoy como tienen un trámite que arranca no en la comunidad científica, donde deben arrancar los productos de investigación, pero tampoco en las comunidades, sino en un camino intermedio que son los gobernadores, y que no tengo muy clara la idea de cuáles son las motivaciones en algunos casos muy sanas y en otros no tan sanas”, indicó.
Ejemplificó la situación tomando casos como los de Atlántico y Antioquia, en donde han financiado proyectos de gran impacto y los comparó con otros en donde se tienen grandes dudas en la cantidad de presupuesto disponible.
En su opinión, la mejor forma de cómo transformarlas sería “un artículo y es que las regalías sean ejecutadas por entidades de ciencia y tecnología. La ley dice una cosa muy loca y es que para ser ejecutor de regalías hay que ser ejecutor público, es decir que una empresa de aseo puede ser ejecutor pero la Universidad de los Andes o del Eafit no”.
Inconformismo
Arias argumentó que no sabe si es adecuada en este momento una nueva ley de ciencia y tecnología, pero sí enfatizó en que “necesitamos incorporar recursos estables al sistema y voy a hacer quedar mal al Ministro de Hacienda pero el año pasado nos quitaron 50 mil millones y hubieran sido 80 mil si no me voy a llorar”.
Hizo un llamado a la comunidad científica para que no la dejaran sola en la batalla y “sé que cuando marchan los agricultores y los campesinos seguramente tienen audiencia. No he visto a los científicos marchar pero los invito a que se pronuncien”.
Recordó también la confrontación con los gobernadores en el momento de plantear los proyectos, pues hay quienes presentan iniciativas fuera de contexto.
“Uno de los más absurdos fue el de una gobernadora que me manda un proyecto de cableado estructurado de la gobernación. Me detesta porque le dije que eso no era ciencia y tecnología. La propuesta hoy es desaparecer la Secretaría Técnica de las Regalías, y no estamos dispuestos a aceptarlo, porque no somos sujetos de piedra”.
Problemas
Otra de las preocupaciones planteadas durante su intervención fue la falta de conexión entre la ciencia y el desarrollo, puesto que existe toda la teoría pero todavía hay grandes dificultades con el conocimiento que está en las universidades y las necesidades de las empresas.
Adicional a ello, insistió en resolver problemas de la innovación social, y puso como ejemplo una iniciativa con indígenas del Cauca en capacitación en el manejo de computadores, al tiempo que explicó que “Colciencias no puede ser el ejecutor de la innovación, no estamos preparados en capacidad operativa, necesitamos operadores. Tenemos la necesidad de apalancar recursos”.
En cuanto a los beneficios tributarios del sector, adujo que en el último plan de desarrollo “se le quitó la palabra innovación a los beneficios tributarios, y llevamos cuatro años en Colciencias devolviendo proyectos que son de innovación, porque la ley no le da exención tributaria sino solamente a los de innovación científica y desarrollo tecnológico. Que yo sepa los estímulos de beneficios tributarios se ponen para que los privados hagan la inversión que el Estado no puede”.
El dinero no es suficiente
Para el fundador y primer director de Colciencias, Alberto Ospina, la inversión sí ha avanzado, pues al comenzar se tenía un presupuesto de 7 millones de pesos para el primer año y ahora es de 400 mil millones, pero “no se ha avanzado suficiente desde el punto de vista de la proporción con el PIB nuestro”.
Indicó que cuando comenzaron hace 45 años, tenían el 0,2% del PIB y aspiraban a contar por lo menos con el 1% en 10 años, “han pasado 45 y no hemos llegado allá”.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, sostuvo que ese 10% de las regalías “es suficiente para recomenzar a financiar la investigación científica, pero no suficiente en general. Colciencias y el país necesitan el doble de eso”.
El otro problema es que no ha sido eficiente la utilización de ese 10% hasta el momento, por lo que “esperamos que en la medida en que se aprende a utilizarlos con la reglamentación podamos hacerlo mejor”. Y no ha sido eficiente por la lentitud en el manejo.
“Ha sido muy lenta, mientras se aprende a manejar el nuevo sistema y queda bastante dinero sin utilizar pero que está disponible”.
Propuso hacer unas modificaciones en la reglamentación ya que el principal problema está “en que quienes lo están ejecutando en las regiones todavía no han aprendido a manejar el sistema y puede haber interferencia política”.
Recordó que la entidad ha sido muy cuidadosa en que los recursos se distribuyan de acuerdo a las capacidades que tienen las universidades para administrarlos bien, y que “cuando comenzamos, las áreas que más tenían inversión eran la de la salud, las ingenierías y las ciencias sociales”.