Los efectos de la reforma a las regalías que se adelantó el año pasado apenas se empiezan a sentir por estos días.
Algunas regiones ven con optimismo el nuevo esquema por los recursos que de entrada les fueron asignados; sin embargo, la otra cara de la moneda la viven otras entidades territoriales, especialmente municipios de quinta y sexta categoría, que se sienten defraudados.
En el caso del territorio caucano, el senador Luis Fernando Velasco, del Partido Liberal, dijo que “el Cauca va a tener un cupo de 222.000 millones de pesos el primer año; al segundo, por efecto de la fórmula y el crecimiento no solo de la explotación del petróleo sino de su transporte, perfectamente podemos superar los 300.000 millones; en total el cálculo que planteé cuando era coordinador ponente del acto legislativo se está dando, el Cauca va a tener un cupo en los próximos cuatro años de un billón de pesos”.
La cara opuesta, para citar un caso, es Antioquia, en donde a algunos municipios les fueron asignadas partidas que más parecen un chiste.
El representante Carlos Alberto Zuluaga, del Partido Conservador, señaló que hay municipios que no recibieron un peso por regalías directas. “Planeación Nacional discriminó a ciertos municipios que son de quinta o sexta categoría porque no se tuvieron en cuenta en la calificación de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), la cual determina si reciben o no los recursos. En Antioquia, por ejemplo, 70 municipios no recibirán un peso en materia de regalías, y son municipios pobres. No sabemos cómo está calificando el DANE en esos territorios la categoría NBI, porque se nota que no conocen estos pueblos”, explicó.
La reforma a las regalías, que aún está pendiente de que las plenarias de Senado y Cámara aprueben la conciliación de la reglamentación, fue promovida por la administración de Juan Manuel Santos con el objetivo de que los recursos que se generan por la explotación de minerales sean distribuidos en todo el país y no principalmente en las regiones productoras.