Los reformistas aspiran a tomarse una revancha el viernes en las elecciones presidenciales iraníes, cuatro años después de la cuestionada victoria de Mahmud Ahmadinejad, gracias a una "unión sagrada" con los moderados contra un campo conservador minado por las divisiones.
De los seis candidatos todavía en liza, tres destacan entre los conservadores: el antiguo jefe de la diplomacia Alí Akbar Velayati, el alcalde de Teherán, Mohamad Bagher Ghalivaf, y el jefe de los negociadores nucleares, Said Jalili.
La campaña se terminó el jueves a las 08H00 locales (03H30 GMT), pero las negociaciones siguen para tratar de impedir que el moderado Hasan Rohani supere la segunda vuelta.
Por su parte los campos moderado y reformistas parten unidos para apoyar a Rohani, después de la retirada el martes del reformista Mohamad Reza Aref.
Desde entonces, sus partidarios se han movilizado en las redes sociales llamando a una votación masiva en su favor.
Hace cuatro años, la reelección en primera vuelta de Ahmadinejad echó por tierra toda esperanza de los reformistas.
Los dos candidatos derrotados, Mir Hosein Musavi y Mehdi Karubi, habían denunciado fraudes masivos y llamado a sus partidarios a manifestarse. La protesta fue severamente reprimida y los dos dirigentes reformistas se encuentran en arresto domiciliario desde 2011.
Hasan Rohani "es ahora considerado como uno de los principales candidatos y sus oportunidades de encontrarse en segunda vuelta, si se celebra, son más importantes" tras la unión de los reformistas y de los moderados, comentó a la AFP Mehdi Fazayeli, un analista político conservador basado en Teherán.
En el bando conservador, los llamamientos se multiplicaron pidiendo una renuncia a favor de los que parecen mejor situados, con Ghalibaf y Jalili que aparecen como favoritos.
Pero los tres pretendientes a la sucesión de Mahmud Ahmadinejad rechazaron el miércoles la idea de una retirada.
Al empeñarse, los candidatos "transforman el río de votos conservadores en una multitud de riachuelos", alertó el jueves Hosein Hariatmadari, editorialista del diario ultraconservador Kayhan.
"Hasta ahora, la alianza entre reformistas y centristas ha tenido éxito allí donde los conservadores han fracasado: construir una coalición y unirse en torno a un candidato", dijo a la AFP Reza Marasgi, del Consejo Nacional irano-estadounidense, basado en Washington.
Hasan Rohani, un religioso moderado de 64 años recibió el apoyo de los expresidentes Akbar Hachémi Rafsandjani (moderado) y Mohamad Jatami (reformista).
El antiguo negociador en jefe del programa nuclear entre 2003 y 2005 también recibió el apoyo de la Asociación de Religiosos Combatientes, un grupo religioso reformista vinculado a Jatami.
"Le pido a todo el mundo, en particular a los reformistas" votar por Rohani, anunció el martes en un mensaje Jatami, presidente entre 1997 y 2005. Un poco más tarde, le tocaba a Rafsandjani, un pilar del régimen iraní en el poder entre 1989 y 1997, y apartado de la campaña este año. Llamó el miércoles a los electores a participar en la votación a pesar de "las dudas" y aseguró que "los sondeos muestran que Rohani está en cabeza", según la agencia Mehr.
La crisis económica provocada por las sanciones internacionales decretadas contra el programa nuclear de Teherán centró la campaña electoral. Las grandes potencias sospechan que Irán quiere dotarse de la bomba atómica, lo cual Teherán desmiente.
Los candidatos están divididos sobre la actitud que deben adoptar ante los occidentales. Said Jalili, representante directo del guía supremo Alí Jamenei, es partidario de una línea dura, defendiendo una "economía de resistencia" y un rechazo de toda "concesión" a las grandes potencias.
Alí Akbar Velayati cuenta con su experiencia de 16 años a la cabeza de la diplomacia para reducir la presión sobre Teherán. "La diplomacia, no es solo la violencia y la firmeza, es el compromiso y el entendimiento", dijo. Ghalibaf quiere reactivar las negociaciones, que se alargan desde 2005, con "sabiduría".
Todos saben sin embargo que el programa nuclear y las cuestiones estratégicas se encuentran bajo la autoridad directa del Ayatolá Jamenei, quien no ha elegido entre los candidatos y se ha limitado a pedir una participación masiva.