Al partir de la premisa de la falta de conocimiento técnico real, el director de la DIAN, Juan Ricardo Ortega, reconoció que las reformas tributarias han dejado vacíos en su redacción por la calidad normativa.

El funcionario hizo énfasis en que “en las normas tributarias una coma, un verbo, un sustantivo hace una diferencia enorme, y desafortunadamente en nuestro contexto cualquier persona con una noción muy importante de democracia puede hacer modificaciones poniendo comas y cambiando párrafos enteros”.

Esto hace que la calidad de las normas no tenga el nivel que discusiones jurídicas requieren, comentó al poner como ejemplo que en países como Suiza una reforma requiere unas redacciones profundas jurídicamente, que sean discutidas por casi toda una sociedad.

“Es una concesión que hacen muchos legislativos de no permitirse entrar a opinar sobre ciertos aspectos de la redacción que son muy técnicos, pero sí la legitimidad de que se vote a favor o en contra. Eso en Colombia ayudaría infinitamente a evolucionar en las discusiones tributarias, si queremos tener una norma buenísima”, dijo.

Aquí “no pretendemos que el Congreso abdique en ningún momento su poder, que es de constitución, y que en temas de tarifas o tasas opinen. La redacción sobre la base gravable del IVA y cómo se liquida y cómo se sanciona, son temas en los que la verdad es difícil que fuera de un grupo muy selecto de personas expertas, pueda aportar en la forma jurídica”.

Eso pasó con la reforma pasada y con todas las reformas en Colombia. “Nuestras leyes son desafortunadamente mal escritas porque no puede tener 500 personas redactando a la vez, y no todas de ellas con las mismas vocaciones para el manejo de los verbos”.

Indiscutiblemente, añadió, las normas son malas, “tenemos vacíos normativos por problemas de mala redacción y de mal decantamiento de las normas”.

Agregó que tratan de buscar responsables, “cuando en realidad todos lo somos porque no tenemos un marco jurídico”.

Los traumatismos que se generan en el mundo real, de cambiar esta naturaleza, es una cosa que el país debe aprender y eso dejó la reforma pasada, argumentó.

Destacó que la reforma tributaria pasada en general ha tenido cosas positivas. “El impuesto al consumo es claramente una de ellas, no generó más distorsiones y a mucha gente le facilitó la vida.

Eso se consensuó con gente del común, es una forma más sensata de cumplir una obligación y lo están haciendo”.

Evasión de impuestos

En su declaración, dada en el marco del IV Diálogo Canadá Colombia que se dio ayer en Bogotá, Ortega denunció que las centrales de Corabastos venden 19 billones de insumos al año, y estarían dejando de pagar 200 mil millones en impuestos.

“Es difícil tener muchas personas, la información es difícil de conseguir, pero claramente en los diferentes abastos como Medellín, Cali, Bogotá, pues hay problemas de formalidad. Como lo hay en muchos sectores en el país como chatarra o ganadería”, indicó.

Ortega añadió que “de 19 billones de pesos, existe un austero 3% de margen y se está hablando de 200 mil millones de pesos de impuestos si hubiera 1% de tributación”.

De otro lado informó que hoy estará en Medellín dialogando con los transportadores que tienen niveles de informalidad altos, para encontrar soluciones.

Precisamente irá a discutir la propuesta que el gremio le hizo, que consiste en un modelo aplicado en Nueva Zelanda que con base en el kilometraje, y según la región, se tributa un monto fijo.