La posibilidadde que Estados Unidos aplique una reforma migratoria parece, ahora sí, empezar a transitar un camino que aunque será largo y difícil, comienza con buenos augurios en el campo del consenso político bipartidista.
Ayer un esperanzado presidente Barack Obama afirmó que una reforma migratoria integral está al alcance de Washington. Y lo hizo al presentar un plan que prevé una vía hacia la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes indocumentados en el país.
"La pregunta ahora es simple. ¿Tenemos la determinación como pueblo, como país, como gobierno, para finalmente alcanzar una solución a este tema? Yo creo que sí", dijo Obama durante un discurso en Las Vegas, Nevada (oeste).
Obama saludó como "alentador" un acuerdo marco anunciado el lunes por un grupo de senadores demócratas y republicanos para avanzar en el tema, pero advirtió que si el Congreso no se pone de acuerdo sobre el espinoso tema, enviará un proyecto de ley para que sea votado por el legislativo
"Creo que estamos finalmente en un momento en que una reforma migratoria integral está a nuestro alcance", señaló el mandatario, que incluyó en su plan la vía hacia la ciudadanía de los indocumentados una vez cumplan ciertos requisitos, reforzar la seguridad fronteriza y un enfoque que permite la estadía en el país de mayor talento foráneo.
Obama predijo que el debate sobre este espinoso tema se volverá "más emotivo" y agitado a medida de que se avance hacia un acuerdo, al advertir en su discurso mayormente conciliador de menos de media hora de duración que asumirá una postura firme si hay retrasos en el Congreso.
"Este no es un debate solamente sobre políticas, es sobre personas, hombres y mujeres, jóvenes", dijo Obama, al ejemplificar con el caso de un joven indocumentado que ingresó al país a temprana a edad y gracias a una medida de su gobierno para diferir su deportación, sigue asistiendo a la universidad.
Sorpresivo giro
La apertura de este nuevo camino a una reforma migratoria, tan prometida como incumplida por el gobierno Obama, ha sido sorpresiva hasta para los más optimistas y entusiastas al respecto.
El 21 de enero, durante su discurso de investidura frente a un millón de personas en Washington, Obama se comprometió a trabajar por esa reforma, una de sus principales promesas de las campañas de 2012 y 2008.
"Nuestro camino no estará completo hasta tanto no encontremos una mejor manera de dar la bienvenida a los esperanzados inmigrantes que siguen viendo a Estados Unidos como la tierra de la oportunidad", dijo Obama entonces.
No hubo mayor optimismo porque una reforma migratoria impulsada por la Casa Blanca a finales de 2010 fracasó en el Congreso por el rechazo de los republicanos, que luego reforzaron su influencia en el Legislativo.
Pero la situación pareció desbloquearse las últimas semanas, en las que numerosos conservadores parecen haber comenzado a acusar recibo de los resultados de las elecciones de noviembre, cuando Obama recibió un 71% del voto hispano, frente a su adversario Mitt Romney, que abogaba por una "autoexpulsión" de los inmigrantes sin papeles.
"Los datos políticos se revirtieron. Por primera vez, es más arriesgado oponerse a la reforma migratoria que apoyarla", resumió el lunes el demócrata Chuck Schumer, uno de los ocho senadores -cuatro demócratas y cuatro republicanos- que presentaron un sorpresivo acuerdo bipartidario marco de regularización progresiva de la inmigración ilegal y sus condiciones.
Largo camino
"Aún nos queda un largo camino por recorrer, pero esta hoja de ruta bipartidista es un gran logro", dijo Schumer, quien se mostró optimista de poder concretar la reforma este año.
Como una concesión a los republicanos, el plan prevé "asegurar nuestras fronteras". Según Schumer, la reforma migratoria tomará más en cuenta "las características que ayudan a fortalecer la economía estadounidense", se abocará a "poner fin al empleo clandestino" y a instaurar un sistema legal para "acoger a los futuros trabajadores" llegados del extranjero.
"Es una primera etapa en (una empresa) que seguirá siendo difícil, pero posible", agregó, a su turno, el senador John McCain, uno de los republicanos del grupo, en el que también figura su colega Marco Rubio.
La participación de Rubio, de 40 años, nacido en una familia cubana en Estados Unidos y apreciado entre los conservadores, podría facilitar la aprobación de una reforma en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos y en la que numerosos legisladores aún ven con malos ojos cualquier "amnistía" que beneficie a los clandestinos.
El plan de Obama difiere del presentado por los senadores principalmente en el punto de la seguridad de la frontera con México, para la que la Casa Blanca considera que ya ha dedicado una inversión suficiente para hacerla más hermética./AFP-EL NUEVO SIGLO
El país de los “sin papeles”
Según las últimas estimaciones del Departamento de Seguridad Interior (DHS), unos 11,5 millones de inmigrantes no autorizados vivían en Estados Unidos en 2011.
El pico de población no documentada se registró en 2007, unos 11,8 millones. En 2000, 8,5 millones de personas sin papeles vivían en este país, que actualmente tiene una población de casi 310 millones de personas.
Casi el 85% de los inmigrantes indocumentados provienen de México y América Central. Del total de personas sin papeles, dos tercios son mexicanos (59%, 6,8 millones), seguidos de salvadoreños (6%, 660.000), guatemaltecos (5%, 520.000) y hondureños (3%, 380.000).
Las personas de América del Sur en total alcanzan los 800.000.
Un 40% de los inmigrantes no autorizados entró en forma legal con un visado que luego expiró, calculan las autoridades.
La población inmigrante con residencia legal en 2011 llegó a 13,1 millones de personas, 8,5 millones de ellos con posibilidad de obtener la ciudadanía, según el DHS. Cada año cerca de 1 millón de personas obtiene la residencia legal.
Bajo la presidencia de Obama se han alcanzado cifras inéditas en deportaciones de indocumentados, hasta llegar a 409.849 individuos en el año fiscal 2012, que culminó en septiembre pasado. De ellos, 55% tenían antecedentes criminales, según la agencia de Inmigración y Aduanas (ICE).
Pero a la vez el gobierno de Obama ha tomado medidas que han beneficiado a las personas sin papeles, como diferir las deportaciones de jóvenes que estudien o se alisten en el Ejército, lo cual podría beneficiar a entre 1,4 y 1,7 millones de personas, según cifras de centros de estudios demográficos.
Asimismo, el gobierno inició la revisión de 300.000 casos de deportación abiertos para centrarse en la expulsión de criminales y cerrar administrativamente los casos menos prioritarios.
A partir de marzo el gobierno reducirá los tiempos de espera de indocumentados casados con un/una estadounidense y con hijos en este país, que debían permanecer en el exterior hasta un año en espera de una cita en un consulado estadounidense para volver a ingresar legalmente.
Mientras, se ha reforzado la seguridad en la frontera con México, incrementado hasta a 21.000 los agentes de la Patrulla Fronteriza, que vigilan junto a 300 soldados de la Guardia Nacional, mientras ha desplegado más tecnología en la zona, incluida una decena de drones.
La Patrulla Fronteriza asegura que la detención de inmigrantes que intentan cruzar la frontera ha descendido a mínimos históricos, de menos de 400.000 al año, luego de haber superado los 1,5 millones a finales de la década de 1990 y principios de 2000.
Mientras, el flujo migratorio neto de México a Estados Unidos ha caído a cero e incluso podría alcanzar una cifra negativa, por la crisis económica estadounidense que llevó a inmigrantes a retornar a sus países, según el centro de análisis Pew Hispanic.
El Departamento de Estado otorgó unas 55.000 visas para trabajadores agrícolas temporales en el año fiscal 2011, dentro de un programa criticado por los productores que dicen que es muy engorroso y no les provee suficiente mano de obra.
Asimismo, actualmente existe una cuota máxima de 66.000 visas para trabajadores temporales no agrícolas./AFP