El presidente sirio, Bashar al Asad, convocó para el 26 de febrero un referéndum sobre un proyecto de Constitución que acabará con medio siglo de un régimen monopartidista acosado por una rebelión interna y acusado de atrocidades por la violenta represión que se no cesa.
Al día siguiente de rechazar las acusaciones de Naciones Unidas de haber cometido crímenes de lesa humanidad en la represión de la revuelta que sacude al país desde hace 11 meses, Asad concretó la fecha de la convocatoria en un claro intento por aplacar la creciente indignación en el seno de la comunidad internacional.
La nueva constitución considera la libertad como un "derecho sagrado" en un país en el que "el pueblo gobernará al pueblo" a través de un sistema democrático multipartidista basado en la ley islámica, indicó la televisión pública.
Asad, que en abril levantó el estado de emergencia en vigor desde 1963 -cuando su partido, el Baath, llegó al poder- ha hecho reiteradas promesas de reforma que no se han materializado desde que se inició la protesta el 15 de marzo del año pasado.
Esta nuevo promesa llega en una jornada en la que los activistas informan que las tropas sirias entraron en la ciudad de Hama (centro) e intensificaron su ataque contra otros focos de revuelta en todo el país.
El gobierno sirio rechazó el martes las acusaciones de la ONU de crímenes contra la humanidad, en particular por su ataque a la ciudad de Homs.
Diplomáticos de Rusia y China, que vetaron en dos ocasiones una resolución de la ONU llamando al cese de la represión, indicaron el martes en la Asamblea General de la ONU que ahora buscarán una condena de la violencia.
Los grupos de derechos humanos calculan que más de 6.000 personas murieron desde el inicio de la protesta hace 11 meses.
En la ciudad rebelde de Homs (centro), una explosión tocó un oleoducto al amanecer. Los activistas indicaron que las fuerzas gubernamentales la bombardearon desde el aire y los medios oficiales culparon a "grupos terroristas armados".
La explosión del oleoducto en Homs es, según el activista Hadi Abdulá, el tercer ataque de este tipo, aunque el primero llevado a cabo desde un avión.
"Sobre las 06H00 (04H00 GMT), dos aviones militares bombardearon un oleoducto situado junto al barrio de Baba Amr", dijo Abdulá, de la opositora Comisión General de la Revolución Siria, citando a testigos.
El gobierno sirio ha atribuido varios ataques similares a grupos "terroristas" apoyados por el extranjero, pero la oposición acusa al régimen de destrozar las infraestructuras energéticas para castigar a los disidentes.
Las tropas del ejército lanzaron también un asalto sobre la ciudad de Hama, al norte de Homs, indicó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Rami Abdel Rahman, del grupo con sede en Gran Bretaña, dijo que los enfrentamientos en curso habían causado ya la muerte de 20 personas, incluidos nueve civiles, en la ciudad de Al Atareb, en el noroeste de la provincia de Alepo.
En Damasco, decenas de jóvenes sirios se reunieron frente a la embajada rusa para agradecerle a Moscú y a Pekín su apoyo, informó la televisión pública.