Buscar reemplazo para el Glifosato en los cultivos agrícolas, ha despertado serias inquietudes entre todos los actores del sector y actualmente surgen más dudas que certezas.
De un lado, el Ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, ha dicho que antes de suspender el uso del glifosato en cultivos legales, deberá tener listo un estudio de la cartera de salud, sobre su impacto cancerígeno, y que todavía no saben cuáles plaguicidas van a reemplazarlo.
Por otra parte, los gremios del sector agrario indican que la suspensión del glifosato en los cultivos legales, afectará el normal desarrollo de varios productos, entre ellos el arroz, la papa, los pastos, etc.
El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, aseguró que antes de suspender las aspersiones con glifosato para cultivos legales, pedirá un informe toxicológico al Ministerio de Salud en donde se profundice sobre el análisis de la Organización Mundial de la Salud en torno a las causas cancerígenas del químico.
De la misma manera, el jefe de la cartera agropecuaria explicó que existe una duda en torno al pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las probabilidades cancerígenas del glifosato y dijo que en las aspersiones aéreas hay tres autorizaciones, una para cultivos ilícitos, de 10,4 litros por hectárea, otra de 3 litros por hectárea para la siembra de arroz y otra de 3 litros por hectárea en la caña de azúcar como un regulador fitosanitario.
Por otra parte, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, dijo a EL NUEVO SIGLO que en el país alrededor del 90 por ciento del uso de este herbicida es para actividades agrícolas, y se ha venido empleando desde hace más de 40 años en 170 países.
Las limpiezas
Según el dirigente gremial, prohibir el uso de glifosato en el sector agropecuario colombiano no solo afecta la limpieza de áreas de siembra en cultivos como arroz, papa, algodón, maíz, pastos en ganadería de leche tecnificada y caña; también el desyerbe de zanjas y mantenimiento en canales de riego cercas y linderos.
“Lógicamente nosotros necesitaríamos un sustituto que sea comparable en calidad, eficiencia y costos, en el país hay más de 50 marcas registradas con glifosato, y se consigue desde los más originales hasta los más genéricos, lo cual también se ve reflejado en su precio” dijo el presidente de la SAC.
Igualmente afirmó que “el Gobierno debe evaluar detenidamente con qué se van a sustituir estos productos desde el punto de vista de salud pública, mirar cuáles se están usando, con qué intensidad, en dónde y qué repercusiones ha traído”.
Sin embargo, Mejía señala que esta prohibición abre la puerta a muchos interrogantes como por ejemplo las importaciones de las 10,3 toneladas de alimentos que en su mayoría provienen de los Estados Unidos y no se garantiza si en sus cultivos no se utiliza el Glifosato, igualmente según el dirigente gremial habría que entrar a analizar el grupo de los plaguicidas utilizados diariamente en las labores del campo ya que podrían tener efectos cancerígenos sobre la salud humana.
“Lo más importante es el ser humano pero también tenemos que mirar que el país produce actualmente cerca de 31,6 millones de toneladas de alimentos al año y estamos importando 10,3 millones de toneladas, de estas la mayor concentración está en cereales, cerca del 70 por ciento del maíz que se consume es importado y hoy en día el mayor proveedor es Estados Unidos, lo que no garantiza si el terreno donde fue cultivado no se ha desmalezado con Glifosato, este es uno de los aspectos que toca tener en cuenta porque el 28 por ciento de lo que consumimos a diario es importado, lo cual no garantiza que estos cultivos no han sido tratados con Glifosato” enfatizó el dirigente gremial.
“No existe un producto que cumpla la misma función con la misma eficacia y al mismo costo, estamos esperando el pronunciamiento del Gobierno, y del Consejo Nacional de Plaguicidas para darle una orientación al sector agropecuario. No podemos permitir que por susto se suspendan las siembras y se baje la oferta de esa producción de alimentos de 31,6 toneladas al año” puntualizó Mejía.
El arroz
Por otra parte, el presidente de la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz), Rafael Hernández, le dijo a EL NUEVO SIGLO que si se llegara a prohibir el uso del Glifosato para la agricultura, en el caso del arroz sería muy grave, porque este herbicida es esencial en la producción de arroz, debido a que las áreas de sembrado especialmente en las zonas de riego, es tierra que se viene cultivando hace más de 50 años, lo que quiere decir que tiene alto nivel de infestación de malezas las cuales son erradicadas con este químico.
El dirigente gremial aclaró que “contrario a lo que creen algunos que este herbicida se le aplica directamente al arroz esto no es así, este se le aplica es a las malezas antes de sembrar el arroz”.
El presidente de Fedearroz alertó que “suprimir el uso de este herbicida para la agricultura, implicaría primero una baja importante en los rendimientos del arroz y segundo un incremento en los costos de producción, no hay producto que reemplace al Glifosato en este momento”.
Para Hernández, “si esta es una medida que se debe cumplir haciendo caso al mandato de la Corte Constitucional, debe ser solo para cultivos ilícitos y no para los lícitos”.