Desde el mismo momento en que semanas atrás el entonces Jefe Único del Partido Liberal y hoy ministro de Trabajo, Rafael Pardo puso sobre la mesa la necesidad de evaluar, en el marco de la coalición de Unidad Nacional, la posibilidad de que el presidente Juan Manuel Santos pudiera ser reelegido en 2014, se sabía que por más tempranero e inoportuno que fuera ese debate, el tema ya no saldría de la agenda.
Dicho y hecho. La puja llegó para quedarse y poco a poco se está tomando el panorama político. Si bien el Gobierno ha tratado de enfriar el tema, consciente de que es casi insólito estar hablando de él cuando apenas lleva un poco más de 15 meses en el poder, lo cierto es que poco a poco los pronunciamientos del Jefe de Estado van dejando traslucir que, llegado el momento de las decisiones, podría optar por repetir en el cargo.
Si se hace una revisión de las posturas de Santos al respecto, hay que traer a colación que él fue abierto partidario e impulsor de la reelección de Álvaro Uribe y acompañó (aunque a distancia, según algunos uribistas) el trámite del referendo que pretendía abrirle la posibilidad de un tercer mandato, que finalmente se truncó luego de que la Corte Constitucional tumbara, en febrero de 2010, el proyecto que había sido aprobado por el Congreso en ese sentido.
Ya como candidato, Santos siempre se mostró partidario de mantener la figura de la reelección, pero insistía en que cuatro años era un tiempo suficiente para hacer un buen gobierno.
Esa fue su tesis en los primeros seis meses de mandato y tanto en público como en privado siempre esquivó el asunto de la reelección y repetía que el cuatrienio debía ser suficiente para culminar su programa. Es más, se decía que había una especie de pacto implícito para que en 2014 un dirigente como Germán Vargas Lleras, ministro estrella, aspirara a su sucesión.
Sin embargo, a comienzos de 2010 varios analistas empezaron a notar un cierto cambio en el tono presidencial, pasando de manera sutil pero perceptible a empezar a condicionar la posibilidad de no repetir en el cargo al hecho de que en lo que restara de ejercicio cumpliera todo el programa de gobierno.
Así, Santos pasó de dar a entender inicialmente que no estaba pensando en la reelección a sostener que su intención era trabajar intensamente para cumplir sus objetivos y no tener, entonces, que optar por un segundo mandato.
¿Quién mide ese nivel de cumplimiento? ¿Cuáles son las prioridades reales y no aquellas discursivas y gaseosas que componen todos los planes formales de gobierno? ¿Quién define si el vaso está medio lleno o medio vacío en materia de gestión?... Esos son interrogantes subjetivos cuya respuesta puede ser fácilmente acomodada a tal o cual circunstancia o móvil político coyuntural.
Es más, cuando el Polo propuso un acto legislativo para echar atrás la reelección presidencial consecutiva instaurada en 2004, el propio Gobierno maniobró con sus mayorías parlamentarias para forzar el hundimiento de la iniciativa. “No veo razón para coartar la posibilidad de que el presidente pueda reelegirse", precisó Vargas Lleras, al tiempo que agregó que no había "conveniencia o necesidad" de que el Jefe de Estado se pronunciara anticipadamente en materia de reelección.
El propio ex presidente Uribe parece el más convencido de que Santos, quien ostenta índices de favorabilidad entre 70 y 80 por ciento, optará por la reelección y de allí que se afirme que el ex mandatario lanzará en 2014 su propio candidato para competirle. Además, el tema de un segundo mandato es motor oculto del proceso de reunificación liberal, el proyecto de alianza de éste con Cambio Radical y los coqueteos rojos a algunos parlamentarios de La U.
Como se dijo, el tema llegó para quedarse. A la Casa de Nariño le suena cada vez más pero aún falta mucho camino por recorrer y, como reza el refrán, no por mucho madrugar, amanece más temprano…
El sutil cambio de tono presidencial
“Alberto Lleras decía, por allá en el año 57, que cuatro años es muy poco tiempo para un buen presidente, pero demasiado tiempo para un mal presidente… Es una discusión muy subjetiva, todos los países la han tenido… La reforma que se hizo puede funcionar bien, a los cuatro años el pueblo decidirá si el presidente quiere reelegirse, y si el pueblo dice ha sido un buen presidente, pues tiene la oportunidad de tener cuatro años más…”.
11 de junio de 2010, debate presidencial con candidato Antanas Mockus.
- “… Rezo y trabajo intensamente todos los días para poder hacer todo en cuatro años… (Preguntado: ¿Quiere reelegirse?): Preferiría no hacerlo”.
Febrero 2011, entrevista a revista Semana.
- “Es muy temprano para pensar en reelecciones. Lo que he dicho es que ojalá pueda hacer todo lo que quiero hacer en cuatro años y que no me toque reelegirme”.
Agosto de 2011, en declaraciones al diario La Tercera de Chile
- "Cuando me preguntan qué quiero ser cuando grande, respondo: 'yo quiero ser como Lula'. Quiero salir de la Presidencia con el 80 por ciento de popularidad y, sobre todo, habiendo podido rebajar la pobreza en 23 por ciento… Claro que yo quiero hacerlo en cuatro años y no en ocho".
Agosto 2011, en foro con ex presidente Lula Da Silva, en Bogotá.
- (Pregunta: ¿Dejará que sus 'fans' sigan hablando de reelección?) “Cada quien es dueño de sus ideas y de sus palabras, y yo las respeto. Sigo creyendo que el ideal es cumplir el programa de gobierno y dar paso a nuevas generaciones. Pero amanecerá y veremos.
(Pregunta: Si ve su obra muy inconclusa, ¿se lanzaría a la reelección?)
“Si la veo muy inconclusa, sí. Pero déjeme seguir soñando con que podamos cumplir nuestros objetivos para 2014, que no son pocos ni modestos. Estoy haciendo todo lo posible para avanzar lo más que se pueda en cuatro años”.
Octubre de 2011, revista Credencial.
- Santos dijo que pensaría en buscar la reelección siempre y cuando "la gente quiera" y no haya alcanzado a cumplir sus metas sociales, como la reducción de la pobreza y avances en la paz "por las buenas o por las malas".
11 de noviembre, CNN en Español
- (Pregunta en torno a si estaba pensando en la reelección) “Si logro la mayoría de objetivos en cuatro años prefiero no hacerlo".
(Si optara por esa opción) “… no tendría el mismo problema que mi predecesor que tuvo que cambiar la Constitución, sería el primer presidente que no tendría que cambiar la Constitución a mi favor”.
22 de noviembre, Londres