Tras el sorpresivo anuncio ayer de la renuncia del Papa Benedicto XVI se abre, de nuevo, la posibilidad de que, en el mediano plazo, un Pontífice pueda volver a visitar nuestro país. En los últimos dos años largos, se sabe que el exembajador colombiano ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez, hizo gestiones en lo más alto del Vaticano con el fin de meter a Colombia en la agenda de viajes de Benedicto XVI pero la opción se fue dilatando a medida que la salud del Papa empezó a deteriorarse e, incluso, por órdenes médicas se le recomendó restringir al máximo los periplos intercontinentales o el arribar a ciudades de 2.000 metros por encima del mar. Con el relevo anunciado habrá que esperar a que se escoja al nuevo Pontífice e iniciar el lobby para que Colombia sea tenida en cuenta dentro de las giras internacionales del máximo jerarca del catolicismo en el planeta.
Rifirrafe
Incluso, en algunas instancias uribistas se llegó a indicar que la decisión del gobierno Santos de remover a Velásquez -exjefe de prensa de la Casa de Nariño durante la segunda etapa del mandato Uribe- habría dado al traste con la posibilidad de concretar esa visita papal. Desde altas esferas gubernamentales hubo desmentidos indirectos y no oficiales a esa versión. En los corrillos políticos también se dijo que la salida del embajador tenía que ver con las investigaciones judiciales a Velásquez en el marco de las pesquisas por el llamado escándalo de “las chuzadas”. No se quería correr el riesgo de que se repitiera lo que pasó con el embajador en Perú, Jorge Visbal Martelo, al que le dictaron medida de aseguramiento estando en el cargo diplomático.
El relevo
En realidad el fondo de la polémica era que al uribismo no le gustó para nada la salida de Velásquez, pues para los partidarios del exmandatario la remoción era un capítulo más dentro de las tensiones y rifirrafes entre el exjefe de Estado y el gobierno Santos. Tanto la Cancillería como el Gobierno esquivaron la controversia, reiteraron que el cambio hacía parte de “movimientos normales” dentro de la diplomacia. Al final de cuentas ante la Santa Sede fue enviado el exministro de Transporte del gobierno Santos, Germán Cardona, quien siempre se declaró “el más santista de los santistas”.
Jubileo penal (I)
Paradójicamente cuanto se empezó a hablar de las gestiones para una posible visita papal hubo muchas voces de apoyo, dado que Colombia es un país mayoritariamente católico y Benedicto XVI tenía agendadas giras por México y Brasil, la primera el año pasado y la segunda programada para el presente. Uno de los lugares en donde hubo más optimismo fue en las cárceles, puesto que es tradición que cuando un Pontífice viene al país se pueda aplicar lo que llaman “jubileo penal”, que permite reducir en un año las condenas.
Jubileo penal (II)
Es más, la visita papal era la única tabla de salvavidas de muchos condenados para acceder a una rebaja adicional y extraordinaria a su tiempo en prisión, luego de que fallara otro intento de jubileo penal, esta vez por cuenta del Bicentenario de la Independencia colombiana. Dirigentes como Piedad Córdoba impulsaron un proyecto de ley al respecto, pero el Gobierno no le dio la bendición por lo que la iniciativa terminó hundiéndose.