Está más que definido que varios de los proyectos clave del Gobierno que estaban inicialmente programados para presentarse a partir de mediados de marzo al Congreso, tendrán que esperar hasta el segundo semestre. Varios senadores y representantes así se lo han indicado ya a varios ministros e incluso a la propia Casa de Nariño. El último en poner sobre la mesa la necesidad de priorizar las iniciativas gubernamentales fue el propio presidente de la Cámara, Augusto Posada, cuya opinión no sólo es clave por tratarse de la cabeza de una de las cámaras legislativas, sino porque pertenece a La U, el llamado “partido de gobierno”.
A escoger
Así las cosas le corresponderá al propio presidente Santos tomar la decisión, junto a sus ministros, de cuáles serán los proyectos que irán desde ya al Congreso y cuáles quedarían para la próxima legislatura. De entrada se prevé que entre los más urgentes están las reformas al sistema de salud y el régimen de pensiones, puesto que éstos no sólo ya tienen los borradores de los proyectos bastante adelantados, sino que no requieren del requisito de consulta previa con comunidades indígenas y afrodescendientes, que es el trámite que tiene trabadas las reformas al Código Minero, el Estatuto de Desarrollo Rural y el ajuste a las Corporaciones Autónomas Regionales.
¿Aplazados?
Es más, en el interior del gabinete, según se rumora en los pasillos palaciegos, ya se afirma que las reformas que requieren consulta previa deberían ser las primeras opcionadas a ser presentadas en el segundo semestre o, por lo menos, hacia abril o mayo, dejando tiempo así para que el Congreso les meta el diente a los temas de salud y pensiones, sin duda dos de los asuntos más urgentes para Senado y Cámara, sobre todo porque se trata de temas que tienen un alto impacto en la opinión pública y lo mejor es tramitarlos antes de que empiece el grueso de la campaña electoral para el Parlamento. Ya habría voces en el Congreso advirtiendo que en el segundo semestre sería un ‘suicidio político’ tramitar asuntos que como la salud y las pensiones generan prevención e hipersensibilidad entre el electorado.
Tensión cafetera
La posibilidad de echar para atrás el paro cafetero convocado para el 25 de febrero próximo ya parece muy remota. Sin embargo, la situación se podría complicar aún más, puesto que varios gremios del agro sostienen que si en las próximas semanas no obtienen del Gobierno una respuesta positiva a sus exigencias, entonces empezarían a evaluar la posibilidad de también acudir a las vías de hecho, tal como lo están planeando algunos grupos cafeteros, pese a que éste es reconocido como el sector más “consentido” por el Ejecutivo en los últimos años.
Alerta temprana
El Congreso está pensando en mediar para tratar de abortar el paro cafetero. Una comisión de senadores y representantes quiere obtener del Gobierno un encargo oficial en ese sentido, pero esperan que para poder tener alguna garantía de efectividad el Ejecutivo les dé “algo que prometer” a los sectores que impulsan la protesta. Sin embargo, en la Casa de Nariño y el Ministerio de Agricultura se considera que el margen de acción ya está agotado pues el último salvavidas anunciado es bastante ambicioso.