Tras definirse el nuevo gabinete y los titulares de algunos altos cargos de institutos descentralizados, las reacciones e hipótesis surgen a granel. Por ejemplo, aunque entre los analistas se afirma que el liberalismo fue uno de los grandes ganadores, ya que se quedó con cinco escaños en la nómina ministerial, hay quienes afirman que no le fue tan bien al propio expresidente César Gaviria, pieza clave en la recta final de la campaña presidencial ¿La razón? Que en el último tramo del gabinete del primer mandato Santos, Gaviria tenía en el ministro de Trabajo, Rafael Pardo, una cuota directa, la que se preveía recuperaría al entrar su hijo, Simón Gaviria, al gabinete, lo que al final no ocurrió, pues el saliente jefe del Partido Liberal será el nuevo director de Planeación Nacional, entidad importante pero no de rango ministerial. En cambio el samperismo sí obtuvo escaños.
Paradojas partidistas
En los corrillos políticos barranquilleros se afirmaba ayer sobre la paradoja que se generó tras la confirmación del nuevo gabinete. Es claro que la votación en el Atlántico puesta por los tres senadores conservadores (Efraín Cepeda, Roberto Gerlein y Laureano Acuña) para la segunda vuelta, fue clave para inclinar la balanza en el Atlántico y la Costa para que triunfara la causa reeleccionista. Al final, la casa Char, fortín de Cambio Radical en la Costa, logró que una de sus pupilas llegara a la cartera de Transporte, mientras que a los conservadores santistas les quitaron un escaño en el gabinete. Gajes de la política.
Pulso a la vista
Más ecos del remezón ministerial. El designado ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, que en el pasado tuvo duros rifirrafes con el expresidente Álvaro Uribe alrededor del tema de la paz, tendrá que medirse de nuevo al exmandatario, toda vez que éste, en su nuevo papel de senador, hace parte de la Comisión Séptima, la célula congresional en donde deben debatirse todos los proyectos relacionados con los régimenes salarial y laboral. No hay que olvidar que una de las promesas del Presidente reelecto fue la resurrección de los recargos nocturnos y las horas extras, las mismas que fueron anuladas en la última reforma laboral del gobierno Uribe, un tema que fue varias veces puesto sobre la mesa en los debates entre Santos y el aspirante presidencial uribista Óscar Iván Zuluaga. Desde ya se avizora que Garzón y Uribe se trenzarán en dura polémica por esta reforma laboral.
Muchos peros, todo bien
“… Un reajuste ministerial en donde desde todos los flancos políticos que apoyan al Gobierno se asoman peros y descontentos, es muy bueno. Lo grave sería que uno o dos partidos se declararan satisfechos y los restantes de la coalición perjudicados… Aquí hay peros de los liberales, de La U, de Cambio y de los conservadores, incluso de los verdes y hasta de la izquierda, nadie quedó 100 por ciento satisfecho, lo que echa por tierra la versión de que hubo favoritismos y vetos…”. Esa fue la explicación que una alta fuente de la Casa de Nariño le dio ayer a un periodista de EL NUEVO SIGLO al ser interrogado sobre las críticas que desde la Unidad Nacional se estaban haciendo a la nueva composición del gabinete. Vea pues.