En la reunión de los Progresistas el viernes pasado, en la que el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, anunció que sí presentarán una terna para que el Gobierno escoja al mandatario encargado de la ciudad hasta que se posesione el burgomaestre que sea elegido en las urnas a finales de junio o comienzos de mayo, si bien todavía se percibía un ánimo exaltado por la destitución, hubo voces optimistas a pesar de todo.
Para el 2018
Varios de los dirigentes petristas indicaron en esa reunión del viernes pasado que en menos de dos años su líder podría estar de nuevo habilitado en la arena electoral, ya que ese es el tiempo que calculan tardaría la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en fallar la demanda interpuesta por el exalcalde, que presumen les saldrá a favor. “Seremos candidatos presidenciales en 2018”, afirmó tajantemente uno de los dirigentes más cercanos al exmandatario que viajó este fin de semana a Washington.
Por qué del reversazo
¿Por qué cambió de opinión Petro frente a la decisión de presentar una terna al Gobierno, si un día antes se había indicado que no habría tal baraja porque por esa vía se estaría ‘legitimando’ el “golpe de Estado” que lo sacó de la Alcaldía? Hubo tres hipótesis. La primera, que Petro se sorprendió mucho por la forma en que los Progresistas se dividieron frente al tema. Se dice que el exalcalde nunca pensó que se presentaría una rebelión y menos que algunos de sus allegados políticos le enviarían el ‘mensajito’ de que Progresistas no era un movimiento caudillista y que debía ir más allá de la suerte del propio Petro.
¿Roces con inscriptores?
La segunda hipótesis se dirige a que, según fuentes allegadas al exmandatario capitalino, las relaciones de éste con dos de los tres inscriptores de su candidatura a mediados de 2011 se habían deteriorado poco a poco en los últimos dos años de su gobierno. Como se sabe, a Petro lo inscribieron -tras presentar las firmas como movimiento significativo de ciudadanos- el caricaturista Vladdo, el excontralor Carlos Ossa Escobar y Consuelo Ahumada ¿Con cuáles de ellos serían los roces?
No soltar el poder
La tercera hipótesis se dirige a que los petristas que son partidarios de lanzar un candidato para tratar de reconquistar la Alcaldía en dos meses, le advirtieron a Petro y compañía que ese objetivo sería imposible si la Administración quedaba en manos de un alcalde encargado santista. Por lo mismo, se insistió que lo procedente era no sólo presentar la terna, sino asegurar que Progresistas seguía en el poder hasta el día de las elecciones atípicas. Es más, se dijo que la renuncia de todos los secretarios e integrantes del gabinete de Petro, que se presentó el miércoles a medianoche, tras la destitución del Alcalde, podría reversarse si el Gobierno escoge a un Progresista para que se encargue del Palacio Liévano hasta junio.