La política y la familia no siempre van en la misma dirección. Por ejemplo, se sabe que el presidente del Directorio Nacional Conservador, parlamentario David Barguil, no se siente muy cómodo con que su suegro, el expresidente liberal César Gaviria, sea precisamente el nuevo jefe de debate de la campaña por el “Sí” en el plebiscito por la paz. Como se sabe, Barguil es muy crítico de algunos de los acuerdos que se han logrado en La Habana entre el Gobierno y las Farc, y todavía no está clara cuál será la postura que tendrá esa colectividad en el proceso de refrendación popular de un eventual acuerdo final de paz.
Relevo en DNC
Y hablando de las toldas azules, a finales de agosto ese partido tiene su convención anual y allí deberá reformarse la composición del Directorio Nacional Conservador (DNC). Según los estatutos, le corresponde el turno de llegar a la cúpula de la colectividad a los senadores que obtuvieron las cuatro votaciones siguientes a las de los congresistas que saldrán de esa instancia. Ello, implica, entonces que el senador atlanticense Efraín Cepeda llegará al Directorio y su nombre suena como un fuerte candidato a la presidencia del mismo, que ya ocupó años atrás.
Dilema azul
Sin embargo, existe un dilema, según conoció EL NUEVO SIGLO. Cepeda también aspira a ser el presidente del Senado en la última legislatura del gobierno Santos, es decir a partir del 20 de julio de 2017, cuando, según los acuerdos políticos, les corresponderá a los conservadores ejercer esa dignidad que hoy ocupa el liberal Luis Fernando Velasco y a partir de la próxima semana la ostentará Mauricio Lizcano, de La U. Es claro que le quedaría muy difícil a Cepeda aspirar y mucho menos ejercer ambos cargos, por lo que tendría que decidirse por uno de ellos.
Decisión difícil
No es fácil, ya que ambos cargos serán clave. El primero, porque el presidente del Directorio a partir de agosto no sólo manejará toda la campaña partidista a favor del proceso de paz, ya que Cepeda hace parte de la bancada de conservadores que apoyan al Gobierno, sino que tendrá bajo su égida la definición de las reglas del juego para la campaña presidencial. Ahora bien, varios senadores han indicado que es necesario que las riendas del partido las tenga un dirigente cercano al Gobierno y no que se corra el riesgo de que sectores críticos del mismo puedan acceder a la presidencia partidista, sobre todo por la vía de los cuatro cupos para los llamados “notables”, que son dirigentes que no ostentan cargos de elección popular a nombre de la colectividad pero por su prestancia pueden ingresar al DNC.