Off the record | El Nuevo Siglo
Foto Thatsapp
Martes, 18 de Febrero de 2020
Redacción Política

Precisiones uribistas

 

Una alta fuente del Centro Democrático le dijo a un periodista de este Diario que no es cierto que la canciller Claudia Blum sea una “cuota” de esa colectividad en el gabinete, e incluso señaló que, además de los titulares de Defensa (Carlos Holmes Trujillo) y del Interior (Alicia Arango), “hay otros ministros” que son muchos más cercanos al uribismo que la titular de la cartera de Relaciones Exteriores. Agregó que la bancada del Centro Democrático no tiene por qué reunirse para “evaluar los cambios del presidente Duque en su gabinete” ya que estos son de total discrecionalidad del Jefe de Estado. Por último sostuvo que será en el Congreso, “a la hora de los votos”, en donde se verá qué tanto creció o no la coalición parlamentaria que acompaña al gobierno Duque.

 

Pulla de Wasserman

 

“Los periodistas que sienten como un gran logro obtener audiencia por lo escandaloso de la noticia, y que por eso tratan de hacerla más escandalosa, le hacen un pobre servicio a la sociedad. En poco tiempo se darán cuenta que tampoco a ellos les sirve”. Ese fue el trino que ayer puso al aire el analista y ex rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, respecto a los debates que se han generado en los últimos días por controversias como la acalorada entrevista de Vicky Dávila al consejero de Comunicaciones de la Casa de Nariño, Hassan Nassar.

 

Las capuchas

 

“Los encapuchados le hacen daño a quienes quieren protestar libremente, cometen delitos por los cuales no quieren ser castigados, generan temor en la población. Para proteger el derecho de la protesta hay que rechazar la capucha”. Esa fue la afirmación de Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI). Lo hizo al comentar la columna de Héctor Abad, en el Espectador, en donde afirmó que “hay quienes quieren participar en la discusión o en la protesta pública, pero no lo hacen porque el ambiente está tomado por los anónimos, por los encapuchados imposibles de identificar, de saber quiénes son y qué pretenden. El argumento de algunos es que hay encapuchados que sencillamente se solapan porque tienen miedo de que los apresen, los pongan en listas de sospechosos, los fichen en el búnker de la Fiscalía. O que lo hacen porque hay un Estado totalitario que lee identidades en los rostros y luego los persigue. Si ese es nuestro Estado, o se le acerca, hay que reformar al Estado, pero no defender el uso de la capucha para oponerse a él. Eso lo único que hará será volverlo más implacable y represivo, no más abierto, libre y democrático”.

 

“Pérdida de tiempo”

 

Y hablando de las capuchas durante las protestas, un exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que “… pierden el tiempo los congresistas que quieren prohibir que durante las marchas y protestas los participantes puedan usar capuchas u otros elementos para esconder sus rostros… Es una violación al derecho a la protesta, a las garantías constitucionales más fundamentales tantas veces reiteradas en la jurisprudencia de la Corte y abiertamente en contravía de los tratados de derechos humanos firmados por Colombia… Además, desde el punto de vista práctico, no se puede obligar a una persona a vestir de determinada forma en las protestas, ni considerar que llevar una capucha es, de entrada, un asunto censurable o potencialmente peligroso… ¿Entonces qué hacemos con quienes se pintan, disfrazan y participan de actos lúdicos durante las protestas pacíficas? ¿También los obligamos a no ocultarse?”.