Centro congestionado
El espectro geopolítico del centro se continúa llenando. Por ejemplo, la exgobernadora y expresidenta del Congreso, Dilian Francisca Toro, directora única del partido de La U, dijo esta semana que la colectividad cambió sus estatutos. “Ahora es un partido de centro que trabaja por garantizar los derechos de los colombianos. Fortalecimos la democracia interna, generando coordinaciones para grupos poblacionales: LGtbiq+, jóvenes, mujeres y víctimas”. Paradójicamente La U nació hace más de 16 años, en 2005, como una colectividad uribista y solo vino a partir cobijas con las toldas del exmandatario en el primer mandato de Juan Manuel Santos, cuando este se lanzó a impulsar el proceso de paz con las Farc. El uribismo se fue a la oposición y La U se tornó en el partido de gobierno. Paradójicamente, el expresidente después de apartarse de La U decidió, para los comicios de 2014, fundar otra colectividad, el Centro Democrático, una facción que ha sido mayoritaria en el Senado desde entonces y que todo el país identifica como de derecha o, como mínimo, de centro derecha, y casi nadie la ubica, pese a su nombre, en el centro.
Cuento increíble
Y hablando del uribismo, una alta fuente de ese partido le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que las versiones que vienen circulando en torno a que el Centro Democrático podría ‘divorciarse’ del gobierno del presidente Iván Duque son “puros chismes de la oposición”. Según explicó, el partido ha sido, es y será hasta el 7 de agosto el “partido de gobierno”, así haya diferencias o puntos de vista distintos con la Casa de Nariño. Agregó que “… nadie se va a comer el cuento en Colombia de que el Centro Democrático se le puede retirar a Duque y armar toldo aparte… Hay congresistas de la izquierda con ese cuento en las redes sociales y en los corrillos políticos, con el único fin de sembrar cizaña y tratar de afectar al Gobierno y a nuestro partido, pero creo que nadie les cree una versión tan traída de los cabellos”. La misma fuente indicó que “cosa distinta” es que haya diferencias entre Duque, Uribe y la bancada, que eso sí “es inocultable”.
Contrapunteo
Continuaron ayer las reacciones a la decisión del presidente Iván Duque de pedirle al Congreso que a partir de la próxima legislatura tramite una ley antivandalismo y antidisturbios. “Qué inoportuna resulta una Ley antivandalismo, cuando la situación empieza a mejorar y varios actores están dialogando. Es como si el Presidente quisiera provocar más indignación y mantenerse en modo conflicto. Hay leyes suficientes, el resto es falta de liderazgo”, dijo Sergio Fajardo de la “coalición de la esperanza”. Sin embargo, un congresista de la Alianza Verde le dijo a un reportero político que “… era muy importante que se tramitara esa ley… Así podremos aterrizar a mandato legal los límites de la Fuerza Pública al intervenir frente a la protesta social y aterrizar en incisos y parágrafos jurisprudencias clave de la Corte Constitucional (T-456 del julio de 1992, C-024 de enero de 1994, C-742 de septiembre de 2012, C-281 de mayo de 2017 y C-OO7 de marzo de 2018) y de la Corte Suprema (STC7641-2020)” .