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Miércoles, 5 de Junio de 2019
Redacción Política

‘Apretar clavijas’

 

En el alto gobierno hay quienes consideran que el presidente Iván Duque debería llamar a cuentas seriamente a la coalición oficialista y ‘ponerle los puntos sobre las íes” al Centro Democrático, conservadores, La U y los partidos de origen religioso, que son MIRA y Colombia Justa Libres. Según trascendió, en el sanedrín presidencial se piensa que buena parte de la baja productividad parlamentaria y de la forma en que varias iniciativas gubernamentales han naufragado en las comisiones y plenarias de Senado y Cámara se debe, no tanto al accionar de los partidos independientes y de oposición, sino a la indisciplina y los reparos continuos de las colectividades que hacen parte de la coalición gobiernista que a la hora de ‘darse la pela’ por la agenda de la Casa de Nariño privilegian sus propios intereses y no los del Jefe de Estado.

 

Constituyente, eje de presión

 

Paradójicamente, algunos de los asesores de la Casa de Nariño cuestionan que a Duque los parlamentarios quieren hacerle lo mismo que le hicieron al entonces presidente Juan Manuel Santos, a quien -en palabras de su propio hijo Martín- terminaron “secuestrándolo” desde el Legislativo, a punta de exigirle burocracia y presupuesto. En ese orden de ideas, hay quienes en el alto gobierno consideran que a Duque le convendría ir poniéndose de lado de la convocatoria de una asamblea constituyente para sacar avante varias de las reformas políticas, judiciales y a la JEP que no ha querido tramitar el actual Parlamento, incluso por cuenta de que la Casa de Nariño no reparte ‘mermelada’. La idea sería demostrarle al Congreso que hay otras alternativas a la mano para que Duque tramite las reformas y poner así un eje de presión política efectivo sobre un Parlamento que bloquea al Gobierno.

 

Poner en evidencia al Congreso

 

Si algo han dejado claro las últimas encuestas es que si bien la imagen y aprobación presidencial y del gobierno Duque siguen muy bajas, esos mismos indicadores en cuanto al Congreso continúan en el sótano de la percepción pública. En ese orden de ideas, para algunos analistas políticos al Presidente de la República, que cumple esta semana 10 meses en el poder y no ha podido comenzar a aplicar las reformas que prometió en campaña, le podría funcionar empezar a ambientar la posibilidad de una constituyente, no tanto para terminar convocándola (ya que este trámite bien podría tardar más de dos años), sino como un elemento de presión política y pública que tendría mucha exposición mediática, y pondría en evidencia que las mayorías de un Congreso desprestigiado quieren bloquear a un Mandatario que recibió más de 10 millones de votos en las urnas.

 

Tres riesgos calculados

 

Sin embargo, se sabe que a Duque no le suena para nada la idea de citar una constituyente, por tres razones básicas, según lo que se dice en los corrillos palaciegos. En primer lugar, que no existiendo la posibilidad de reelección, embarcarse en una aventura de este tipo bien podría llevarse por delante los tres años largos que le restan de mandato. En segundo término, la oposición es muy posible que empiece a satanizar la idea de la constituyente, no porque consideren que las reformas que requiere el país se puedan hacer por vía congresional, sino porque temen que en un escenario de este tipo se abra paso a la posible reelección del expresidente Uribe. Y, en tercer término, porque la ecuación de fuerzas políticas hoy está casi equilibrada en Colombia, y podría existir el riesgo de que la izquierda o la centroizquierda se tomaran electoralmente, basados en la bandera anticorrupción, la constituyente y así podrían llevar al país por un rumbo institucional incierto.