Una alta fuente del partido Farc dijo a varios periodistas que “… se le está echando demasiado viagra” a las versiones sobre desmovilizados que habrían regresado a la clandestinidad para volver a delinquir. Agregó que lo que pasa es que muchos de los desmovilizados “… se han perdido” de los municipios en donde antes funcionaron las zonas veredales porque temen por sus vidas o porque al reencontrarse con sus familias han visto que no se pueden poner a esperar las ayudas económicas del Gobierno para los proyectos productivos. “… El hambre, el desempleo y la pobreza no dan espera… Hay muchos desmovilizados que se han puesto a camellar en lo que les salga porque ya no están recibiendo la ayuda mensual del Gobierno y tampoco les activan la financiación para los proyectos productivos… No se volvieron al monte, como andan diciendo por ahí”.
Las razones de las Farc
Y hablando del partido Farc, no cayeron en esta colectividad creada por la guerrilla desmovilizada nada bien las declaraciones gubernamentales días atrás en las que se les acusó de estar trabando el avance de la implementación de los proyectos productivos que se pactaron para los excombatientes reinsertados. Según el Gobierno, los recursos para financiar buena parte de los proyectos están listos pero no se pueden girar porque el partido Farc insiste en que sean iniciativas colectivas, pero muchos reinsertados prefieren realizar cada quien su propio emprendimiento. Para el partido Farc, los proyectos colectivos garantizan un mejor uso de los recursos y un impacto más visible tanto en los desmovilizados como en las zonas en donde se han ubicado.
Alertas tempranas
Tuvieron eco las denuncias de las autoridades en torno a que el regreso a Colombia de muchos de los cabecillas del narcotráfico, bandas criminales y grupos paramilitares, tras pagar condena en Estados Unidos, a donde fueron extraditados años atrás o se entregaron voluntariamente a las autoridades de ese país, estaba generando en rebrote de la violencia en algunas ciudades y departamentos de nuestro país debido a nuevos pulsos a sangre y fuego por el dominio de los negocios de drogas. Según trascendió, las autoridades norteamericanas y colombianas reforzaron ya los mecanismos para estar alerta ante las excarcelaciones de extraditados y su posible regreso a nuestro país, ya sea en calidad de deportados o como personas sin ningún tipo de requerimiento judicial.
Por si las moscas… (I)
Una de las precauciones que está tomando la cúpula del Eln en medio de los análisis sobre cuáles países podrían ser la nueva sede de las negociaciones con el gobierno Santos está dirigida a que esa nueva nación se comprometa a darles un ‘margen de acción’ para poder salir al extranjero en caso de que las tratativas se rompan y Bogotá active todas las órdenes de captura internacional, especialmente las circulares rojas de la Interpol. La mayoría de los integrantes del “Comando Central” (Coce) del Eln están en ese listado y es claro que si el próximo gobierno determina, de entrada, que no seguirá con la negociación, entonces los negociadores y los cabecillas subversivos tendrán que retornar al país o seguir en Venezuela, en donde han estado refugiados en los últimos años, aunque con la aquiescencia del gobierno Santos.
Por si las moscas… (II)
Otro de los temores que tiene la cúpula del Eln es sobre qué pasará con ese aval de Colombia a que los integrantes del Coce continúen refugiados en Venezuela, una vez cambie el titular de la Casa de Nariño. Aunque el gobierno de Nicolás Maduro, que será reelegido el próximo 20 de mayo en unos comicios muy cuestionados, continúa como país acompañante del proceso de paz con el Eln, pese a sus fuertes diferencias con el presidente Santos, no se sabe qué pasará si el nuevo mandatario colombiano cambia de opinión y no sólo excluye a Caracas del listado de naciones garantes de estas tratativas o las rompe definitivamente, exigiendo de paso a Venezuela que expulse a los cabecillas subversivos.