Ecos al primer debate
Muchos fueron los ecos al primer debate entre los candidatos presidenciales realizado la noche del martes en Medellín. Para algunos analistas y observadores en materia de forma llamó la atención que el candidato de izquierda Gustavo Petro fue el único que vistió corbata, en tanto el resto de aspirantes, de centro y derecha, prescindió de la prenda. También se escucharon quejas porque hubo cuatro candidatos y dos moderadores, todos hombres. A ello se sumó que las candidatas Piedad Córdoba y Viviane Morales denunciaron que no las invitaron. También hubo muchos comentarios en torno a que se habló con altura y que las “pullas” entre los candidatos fueron pocas y sin señalamientos directos. Y, como era apenas obvio, la ausencia del aspirante liberal Humberto De la Calle, pese a que se debió a una demora en el transporte aéreo, fue interpretada por algunos comentaristas como un preludio de un presunto retiro de su candidatura. Y, por último, desde varias campañas se aclaró que considerar ganador al aspirante más mencionado en redes sociales es inexacto porque muchas referencias fueron más para criticar e insultar que para apoyar.
Vienen los más movidos
Tras este primer debate, es claro que los grupos de asesores y estrategas de cada uno de los candidatos se reunieron la noche del martes y ayer para analizar lo sucedido en el cara a cara, y definir los cambios y ajustes que deben aplicarse para los siguientes. “… Este primer debate fue, como se dice en fútbol, de estudio y acomodamiento en el campo de juego, pero los siguientes serán más movidos, con acusaciones y réplicas directas, mayor tono y controversia”, señaló a EL NUEVO SIGLO uno de esos estrategas.
Cuatro categorías de migrantes
En medio de la crisis creada por la ola de migración ilegal de venezolanos a nuestro país, Migración Colombia ya tiene cuatro categorías para clasificar a quienes provienen de la vecina nación. La primera es la “migración de destino”, compuesta por aquellas personas que vienen de Venezuela con la idea de quedarse en Colombia. Serían alrededor de 600 mil personas de nacionalidad venezolana, entre quienes han regularizado su estatus migratorio y aquellos que se mantienen en la irregularidad. La segunda categoría es la “migración de retorno”, que se refiere a las decenas de miles y miles de colombianos que han regresado al país en los últimos dos años, huyendo de la crisis política, económica y social. Se trata de compatriotas que se establecieron en la vecina nación hace una, dos, tres o más décadas, con ocasión de la bonanza petrolera o huyendo del conflicto en nuestro país, y que retornan ahora, acompañados con sus hijos, que por ley tienen derecho a nuestra nacionalidad.
Los que van de paso…
La tercera categoría que se reconoce es la llamada “migración de tránsito”, que se refiere a las decenas de miles de venezolanos que entran a Colombia pero no con la intención de quedarse en el país sino como ruta para otras naciones como Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Argentina o hacia Centroamérica, especialmente Panamá y luego con destino a Estados Unidos. Las estadísticas al respecto son alarmantes. Según Migración Colombia, mientras que en 2012 se contabilizaron a 2.000 venezolanos pasando por el puente internacional de Rumichaca con destino a Ecuador, en 2017 esa cifra ya ascendió a 230 mil y en lo que va corrido de este año ya van 180 mil personas.
Van y vienen…
La última categoría es la llamada “migración pendular”, dentro de la que se clasifican a los más de 1,6 millones de personas que se mueven en la zona fronteriza pero sin llegar a establecerse en Colombia. Es decir, se trata de los venezolanos y colombianos residentes en la vecina nación que vienen a Cúcuta y otros municipios y departamentos limítrofes de nuestro país a abastecerse de alimentos, víveres, medicamentos o trabajar por escasos días, pero que retornan a sus lugares de residencia en la nación vecina. La mayoría de esta población flotante es la que tiene la llamada “tarjeta de movilidad fronteriza”, cuya expedición fue suspendida semanas atrás, en el marco del nuevo plan de control fronterizo adoptado por el gobierno Santos.