El lunes en la noche el candidato presidencial por firmas, Gustavo Petro, se reunió con su nueva bancada de la lista de los “decentes” para evaluar no solo los resultados de los comicios congresionales sino la estrategia a seguir en materia de la contienda por la Casa de Nariño, los énfasis discursivos en esta final de la campaña así como el papel que van a jugar de ahora en adelante los nuevos congresistas en materia de apoyo regional y de funciones proselitistas. Aunque muy poco trascendió de la reunión, se supo que Petro hizo una evaluación agridulce de los resultados de su campaña el domingo pasado al considerar que si bien se logró una votación muy alta, llegando a sumar 2,8 millones de votos, hubo regiones en donde esperaba un apoyo más amplio o, al menos, una diferencia no tan pronunciada frente al candidato uribista Iván Duque. También se afirma que la bancada le insistió al candidato presidencial en la necesidad de avanzar rápidamente en alianzas para fortalecer su opción en la primera vuelta, escenario que también se analizó durante el encuentro de la noche del lunes.
La pelea al… rojo vivo
La división en el partido Liberal ha quedado más que patentizada en las reacciones del oficialismo del Directorio, en cabeza del expresidente César Gaviria, así como del exministro y ex precandidato presidencial Juan Fernando Cristo. Mientras que desde la primera instancia se revalidó como un hecho muy positivo que el liberalismo haya aumentado su votación al Senado y continúe siendo el partido con más curules en la Cámara, desde las filas del exministro se replica que es ‘consuelo de tontos’ decir que se aumentó la votación cuando pese a ello el liberalismo perdió tres curules en el Senado y siete en la Cámara, constituyéndose así en una de las colectividades que más retrocedió en materia de cuota legislativa. Como ya se había advertido en esta Sección días atrás, la bancada que sigue las instrucciones de Cristo insistirá en que Gaviria dé un paso al costado y, sobre todo, le permita un mayor margen de acción al candidato presidencial a Humberto De la Calle para analizar escenarios de alianza para la primera vuelta distintos a los de Petro y Fajardo.
El ‘mensaje’ de Barguil
Como ya se había adelantado en la Sección de ayer, el pulso en el conservatismo por las preeminencias en las directrices de la colectividad empezó a sentirse con mayor fuerza a raíz tras los resultados de las elecciones parlamentarias. Por ejemplo, llamaron mucho la atención las declaraciones del entrante senador David Barguil, la mayor votación de las toldas azules este domingo, con 140 mil sufragios, explicando que esa circunstancia era una evidencia de que las bases conservadoras estaban enviando un mensaje sobre la urgencia del relevo generacional en el manejo del partido, porque hay un evidente desgaste de quienes hasta el momento lo han hecho. Como ya se dijo, la cercanía de Barguil (36 años) con la hoy fórmula vicepresidencial del uribismo, Marta Lucía Ramírez, ha puesto a pensar a más de un parlamentario entrante y saliente sobre si le conviene al partido que Barguil, años atrás como presidente del Directorio, debe tener papel protagónico en el proceso de definición de a cuál candidato presidencial apoyará el conservatismo.
Los 3,8 millones de votos
Muy comentado estuvo el informe publicado ayer por EL NUEVO SIGLO en torno a que a cualquier candidato que aspire a pasar para la segunda vuelta presidencial en la votación de la primera, el próximo 27 de mayo, debería sumar por lo menos 3,8 millones de sufragios. Un veterano exparlamentario le dijo a un periodista de este Diario que “incluso” ese cálculo hipotético podría estar “bajito” si se compara con la votación en 2014 de Zuluaga y Santos, en la primera vuelta, cuando el censo electoral era de cuatro millones menor al ahora vigente.