Un veterano parlamentario conservador le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que “… no entendía muy bien cuál era la urgencia de que el partido se fuera a una convención el próximo 4 de febrero… Las convenciones son para tomar decisiones, buenas, malas, polémicas, pero decisiones al fin y al cabo… Pero si vamos a ir a una convención en la que vamos a definir lo que ya todos sabemos, que no tendremos candidato propio y nos vamos a sumar a una alianza, pues para eso no es una convención ¿O es que acaso el 4 de febrero vamos a definir si nos sumamos a Vargas Lleras o a la coalición uribista? Hasta donde entiendo eso sólo se va a determinar después de las elecciones parlamentarias, según nos vaya a nosotros en las urnas, según le vaya a Cambio Radical en las urnas y según le vaya a los uribistas en su consulta interpartidista”.
Convención azul (II)
El mismo parlamentario agregó que “… el conservatismo debe aplazar la consulta para después de las parlamentarias… Es más, debería dividir el proceso en tres momentos clave: uno primero, para que Vargas y el candidato de la coalición uribista vayan a un escenario del partido y planteen la base de la alianza política y electoral que quieren con el partido… Dos, que el partido exponga a los dos candidatos cuáles son las bases programáticas de la alianza que aceptaría el partido y las remita a los dos candidatos para su respectivo estudio… Y tres, que se cite, ahí sí a la convención, para que conocidas las respuestas de los dos candidatos sobre qué clase de acuerdo aceptan con el conservatismo, se vote en la convención por uno u otro aspirante… Ese sería un proceso real y serio… El resto es sólo vitrina política”.
¿Estado de excepción?
En entrevista dominical con EL NUEVO SIGLO el registrador nacional, Juan Carlos Galindo, fue muy claro en torno a que más allá del desenlace del pleito jurídico en que terminó imbuido el proyecto de acto legislativo que creaba las 16 curules de paz, que fue hundido en la plenaria del Senado pero el Gobierno quiere resucitar a punta de fallos judiciales, ya no hay tiempo para que este proceso de escogencia de los representantes de las víctimas se llevará a cabo en los comicios del 11 de marzo. Sin embargo, un senador de La U considera que si la justicia le da la razón al Gobierno en torno a que la iniciativa no se hundió el 30 de noviembre en la plenaria del Senado, entonces se podría acudir a la figura del “estado de excepción” para citar una elección extraordinaria de las 16 curules en junio, y que los parlamentarios se puedan posesionar el 20 de julio, junto al resto del nuevo Congreso.
Santos y su destino
Días atrás se publicó en esta Sección que algunas personas cercanas al sanedrín del presidente Santos habían indicado que el saliente Jefe de Estado estaría pensando seriamente en que cuando deje el poder podría aspirar a un alto cargo a nivel internacional, para lo cual no sólo aprovecharía su alto prestigio en el exterior sino el hecho de ser Premio Nobel de Paz. Un reconocido exdiplomático colombiano le confirmó a un periodista de EL NUEVO SIGLO que desde hace algunos meses ya había escuchado un rumor en ese sentido. “… Sí algo de eso escuché meses atrás en círculos diplomáticos e incluso se llegaron a mencionar cargos en la ONU, otros entes multilaterales o en la misma secretaría de la OEA, aunque creó que en este último no hay opción porque a la salida de Almagro debe llegar un centroamericano… También está la Unasur, que los gobiernos de centro y derecha quieren rescatar y reposicionar de la influencia izquierdista, hoy muy debilitada”, precisó la fuente.
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