Tal como se había anunciado en esta Sección, la semana pasada, la rebelión del ex precandidato presidencial liberal Juan Fernando Cristo contra el director de ese partido, el expresidente César Gaviria, estaba cantada, pero sólo se vino a protocolizar el martes pasado, cuando decidió encabezar una nueva corriente al interior de las toldas tojas, apoyado por 10 senadores y 20 representantes a la Cámara. Es decir, que Cristo tiene consigo más del 70 por ciento de los senadores y representantes rojos, en tanto que con Gaviria solo habría una porción minoritaria. Aunque esos 30 parlamentarios que apoyan a Cristo indicaron que van a respaldar la candidatura presidencial de Humberto De la Calle, quien le ganó al exministro apenas por un poco más de 40 mil votos en la exigua consulta liberal de hace semana y media, en los corrillos del Congreso se afirma que ese respaldo tiene mucho de formal y poco de concreto.
Relación con el Gobierno
¿Qué está buscando Cristo? Como se dijo en esta Sección días atrás, en vista de la votación tan cerrada en la consulta el bloque de parlamentarios que apoya a Cristo considera que este debe tener un papel más primordial en el partido, por tres razones básicas. Primera, como el exministro del Interior Cristo tiene mejores relaciones con el Gobierno que el expresidente Gaviria, de quien son sabidos sus roces con el mandatario Juan Manuel Santos, tal y como quedó evidenciado con su discurso en la reciente convención roja cuando lanzó duros dardos a la Casa de Nariño, precisamente en su primer pronunciamiento tras ser elegido como Director único. En segundo lugar es claro que Cristo tiene mejor conocimiento de todo el movimiento burocrático en que está incurso el liberalismo que, según se dice en todos los corrillos, ha sido el partido que más se ha beneficiado de la salida del Gobierno del partido Cambio Radical, tanto a nivel de reemplazo de cuota ministerial como en otros altos cargos.
¿La unión con La U?
Y, como tercera razón, es sabido que a Cristo no lo convence del todo la conveniencia que el partido Liberal haga una alianza con La U, que estaba prevista no solo a nivel presidencial sino de listas parlamentarias, alternativa esta última que se daba ayer por descartada debido a que el proyecto de reforma política y electoral, que autorizaba tales coaliciones, agonizaba en la plenaria del Senado, al cierre de esta edición.
¿Caricambeo con Gaviria?
De igual manera se sabe que la campaña para la consulta popular dejó muchas heridas abiertas que De la Calle no pudo todavía cerrar e incluso algunos parlamentarios rojos consideran que no se les está prestando por parte del candidato la suficiente importancia. Como también se dijo en esta Sección días atrás, hay dirigentes liberales que consideran que Gaviria debería dar un paso al costado para que Cristo asuma la dirección del Partido y el expresidente tome las riendas de la campaña de De la Calle, como su jefe de debate y principal estratega político, sobre todo de cara a una consulta interpartidista con candidatos de otros movimientos que quieran hacer parte de la coalición de centro izquierda y que en las encuestas están muy por encima del exjefe negociador de paz.
Más motivos
Otro parlamentario liberal, en charla off the récord con un periodista de EL NUEVO SIGLO, dijo que la rebelión de Cristo tenía más motivos detrás que el simple pulso con Gaviria y una prueba de ello era que algunos senadores y representantes no estaban de acuerdo con unas decisiones preliminares que habría tomado el expresidente en materia de candidatos para el Congreso. Agregó que se equivocan quienes consideran que detrás de este reacomodamiento de las fuerza en el liberalismo hay un pulso entre samperistas y gaviristas, afirmando que “ese es un pleito que ya no tiene fondo ni sustancia”. Lo cierto es que De la Calle es el llamado maniobrar para poder supera esa rebelión interna contra Gaviria que, quiérase o no, también afectaría su campaña.
Síganos en nuestras redes sociales:
elnuevosiglo en Instagram
@Elnuevosiglo en Twitter
El Nuevo Siglo en Facebook