En momentos en que se habla de que la financiación de las campañas electorales en Colombia debería ser “preponderantemente estatal”, e incluso así lo plantea el proyecto de reforma política radicado por el Gobierno, se trae a colación el impacto que en las alicaídas finanzas públicas podría tener esa medida. Por ejemplo, en un reciente foro de la Misión de Observación Electoral (MOE) se señalaba, con base en cifras de la Registraduría Nacional, que la campaña al Senado en 2014 valió casi 99 mil millones de pesos, logrando todos los candidatos un poco más de 11 millones de votos. Los gastos de reposición que se reconocieron a todas las colectividades y candidatos que tenían este derecho ascendieron a 52 mil millones, es decir que la diferencia fue de 46 mil millones. El promedio del valor del voto en reposición fue de 8.943 pesos por sufragio. Todo ello con un porcentaje de financiación estatal de 52%.
El costo de financiar las campañas (II)
La MOE también hizo un cálculo hipotético, basado en las cifras de partidos y candidatos de los comicios parlamentarios de 2014, sobre cuánto podría costarle al erario una financiación cien por ciento de las campañas al Congreso. La organización concluyó que “si el Estado entregara anticipadamente todos los recursos que se estipula que pueden gastar las campañas, tendría que desembolsar 687 mil millones de pesos al inicio de la campaña electoral, eso es 13 veces más que los 52 mil millones que le costaron a la Nación las campañas de 2014 al Senado”. Vea pues.
¿El mejor senador y representante?
A diez días de acabar la acabar la legislatura, la tercera en el segundo mandato del presidente Santos, empiezan las encuestas y cábalas sobre quién podría ser el mejor senador y Representante. A diferencia de otros años, hay pocos favoritos y es claro que la polarización política entre santismo y uribismo contagia las escogencias. Un parlamentario del Centro Democrático dijo que en esa colectividad hay varios congresistas que se merecerían tal distinción. Es evidente, de otro lado, que ninguno de los senadores que hoy son precandidatos presidenciales estará en la lista de los mejores. En cuanto al mejor ministro o ministra, las opiniones van más dirigidas a que los de mejor calificación serían los de Salud y Hacienda.
¿Habrá más cambios de ministros?
Los gabinetólogos no se rinden, pese a que no se cumplieron muchas de sus cábalas sobre las bajas ministeriales que debían darse a finales de mayo, cuando venció el plazo para que los altos funcionarios renunciaran para no inhabilitarse en la contienda presidencial. Las nuevas hipótesis van en la dirección de que titulares de carteras como la de Defensa podrían dejar sus cargos en próximos meses, en tanto que otros ministros que vienen del primer mandato de Santos también están pensando en que es hora de dar un paso al costado, descansar y dejar que sus respectivos ministerios se aireen un poco. Otras versiones indican que el presidente Santos no va a mover el gabinete sino hasta después de septiembre u octubre, cuando sepa cómo se comportaron los partidos en la segunda etapa del ‘fast track’.
Las lecturas a carta de Pastrana
En las toldas del conservatismo se dieron lecturas distintas a la carta de la semana pasada en la que el expresidente Andrés Pastrana se muestra dispuesto a participar de una coalición que permita un cambio político en las presidenciales del próximo año. Para algunos senadores lo que el exmandatario dio a entender es que está listo para avanzar hacia una coalición con el uribismo y otros sectores críticos del santismo. Pero para otros dirigentes azules, la postura de Pastrana va en la dirección de enviar un mensaje a las bases conservadoras de que es necesario tener un candidato y propuesta política para 2018 separada del santismo pero dentro de la disciplina azul.