Cada vez que se habla de una reforma a la justicia uno de los primeros temas que sale a la palestra es el relativo a cómo hacer para que la magistratura sea considerada como la máxima instancia y de cierre de la carrera de los abogados. Ello porque en las últimas dos décadas es cada vez más frecuente ver a juristas que llegan muy jóvenes a lasaltas Cortes (con edades que incluso superan levemente los 40 años) y tras cumplir su respectivo período en el alto tribunal regresan a sus labores profesionales, sobre todo litigando al muy poco tiempo ante los mismos despachos que antes integraron.
¿40, 45 o 50 años?
“… No es fácil fijar una edad mínima para aspirar a un escaño en una alta Corte, pero ya en el pasado se habló de algunos rangos que podrían servir de base para arrancar este debate… Por ejemplo, la idea sería que para aspirar a un tribunal superior o administrativo se tenga, por lo menos, 40 a 45 años, y que los requisitos de especializaciones, maestrías y doctorados aumenten… También se había pensado en aumentar los tiempos de trayectoria profesional, pero aquí es lo uno o lo otro, ambos sería imposible…”, precisó un exmagistrado que ha participado en la confección de borradores de varias proyectos de reforma judicial.
Más restricciones
Según la misma fuente “… si eso es así a nivel de tribunales, entonces para ir a una alta Corte la edad mínima sería de 45 a 50 años, y los períodos tendrían que ser de ocho años promedio, con posibilidad de reelección inmediata en el mismo alto tribunal… Y todo ello acompañado de un régimen de inhabilidades más fuerte de forma tal que un exmagistrado tenga que pasar más tiempo para poder volver a litigar ante el alto tribunal que integró”.
Estatuto del Abogado
Pero el revolcón no quedaría ahí. A la par de las modificaciones a las facultades y jurisdicciones de las altas Cortes, su sistema de gobierno y elección de magistrados, también estaría en la mira el Estatuto del Abogado. Este tema ya había sido puesto sobre la mesa en su momento por el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, pero la idea quedó en el congelador por su salida intempestiva del cargo a mediados de 2012, tras la aprobación y el posterior hundimiento forzado de la polémica reforma a la justicia por la vía de las objeciones presidenciales.
Las facultades
Lo que se sabe es que varias facultades de Derecho pertenecientes a las universidades más importantes del país ya han insinuado la posibilidad de que desde su mismo seno salga un proyecto de borrador para la reforma del Estatuto, que no sólo iría dirigido a hacer más exigentes los sistemas de formación de los profesionales de la leyes, sino que buscaría crear una especie de sistema de incentivos para que los graduados con mejores promedios pudieran acceder de forma más rápida y preferencial a cargos de la carrera judicial. Este último punto será clave dentro de ese proyecto de reforma porque varias facultades consideran que es necesario elevar la calidad de los funcionarios ya nombrados, con exámenes y pruebas de competencia profesional periódicas.