Se cumple por estos días un año del anuncio del fallo de la Procuraduría que destituía al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Se profirió un 9 de diciembre y dio origen a un terremoto político y jurídico sin antecedentes en la capital del país, que incluyó la salida del mandatario distrital del cargo y su reintegro 35 días después, entre marzo y abril pasados. Aunque muchos daban por descontado que Petro no comería natilla y buñuelo en el Palacio Liévano, y que para esta época habría otro alcalde, ya fuera uno elegido en comicios atípicos o uno proveniente de las toldas del petrismo, designado por el Presidente de la República para terminar el período, al final no hubo cambio y más de uno está pagando las apuestas que perdió. Vea pues.
Voz de la experiencia
Un veterano senador conservador fue interrogado por un periodista de EL NUEVO SIGLO respecto a si veía muy complicado el escenario para varios proyectos de ley y acto legislativo que se están discutiendo en estas última semana de legislatura. “… Mire, llevo muchos años aquí y siempre por estas calendas se dice que la agenda está en crisis, que habrá que sacrificar algún proyecto, que se cae tal o cual ministro, que el Presidente va a tener que venir a empujar los proyectos, y al final, el 16 de diciembre o uno o dos días después, el 90% de los proyectos salen”.
Pedirán “Año de Gabo”
Un proyecto de ley que será presentado al Congreso en marzo próximo propondrá que el 2016 sea declarado en Colombia como el “Año de Gabriel García Márquez”, razón por la cual varios ministerios y entidades del orden nacional, regional o local, deberán destinar recursos financieros y humanos para rendirle un homenaje al laureado escritor colombiano fallecido este año. Otra iniciativa buscaría que el Estado se encargue de recuperar elementos que hagan parte del legado del Nobel magdalenense, así ello implique comprarlo a particulares o a la misma familia de García Márquez.
Campaña urgente
Oficiales retirados de la Policía están urgiendo tanto al Gobierno como a la institución que se lance en el menor tiempo posible una campaña que permita recuperar la imagen de la entidad, fuertemente afectada por los escándalos de las últimas semanas que incluyen desde uniformados cómplices de la guerrilla e involucrados con las bandas criminales, hasta errores de procedimiento aislados. Habrá que esperar qué decide el director de la institución, general Rodolfo Palomino.
¿Polígrafo anual?
Y hablando de la crisis de imagen policial, un general retirado le indicó a un periodista de este diario que la campaña de depuración institucional debería incluir medidas más drásticas, como la posibilidad de que cada año los uniformados sean sometidos a pruebas de confianza y polígrafo, con el fin de determinar si están actuando dentro de la ley. Tiempo atrás se había escuchado una propuesta similar, pero iba dirigida a que se estableciera como requisito para ascender de grado a oficiales, suboficiales e intendentes pasar una prueba en el llamado popularmente “detector de mentiras”. La idea nunca prosperó.