“Ganamos la batalla, pero nos falta la guerra”. Esa fue la reacción de varios de los congresistas que están en contra del proceso de subasta del 57% de las acciones que posee la Nación en Isagen. Como se sabe, el Consejo de Estado rechazó el recurso de súplica que interpuso el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, contra la suspensión del proceso de venta de la generadora eléctrica, que sólo podrá retomarse cuando el máximo tribunal del contencioso-administrativo defina las demandas que hay contra el decreto que viabilizó tal enajenación. Pero la cuestión no termina ahí, pues el bloque de senadores en contra de la venta de Isagen estudia varias medidas para frenar a toda costa esa privatización.
Pacto político (II)
“… Hay muchas alternativas sobre la mesa, pero creo que de todas la más viable es la de plantearle al Gobierno un pacto político de gran espectro, en el que las bancadas, no sólo las de la Unidad Nacional sino de otros partidos, nos comprometemos a tramitar una ley que viabilice los recursos que el Gobierno necesita conseguir para financiar los proyectos de autopistas de cuarta generación, y el Gobierno asume el compromiso de mantener bajo la órbita estatal un activo energético estratégico como Isagen… Creo que sin ese pacto político, el pleito se reactivará cuando el Consejo de Estado falle las demandas en curso”, precisó un senador a un periodista de EL NUEVO SIGLO, pidiendo la reserva de su nombre.
No, pero…
Los críticos del proceso de paz siempre encuentran una excusa para expresar sus peros. Por ejemplo, un ex alto funcionario uribista precisaba el viernes pasado, en charla informal con varios reporteros políticos, que la llegada de la canciller María Ángela Holguín a la Mesa de Negociaciones si bien no desplazaba la jefatura de la comisión negociadora oficial, en cabeza de Humberto de la Calle, sí ponía a los delegados subversivos a mirar más hacia la Ministra de Relaciones Exteriores, pues terminaba siendo ella la persona de más alto rango gubernamental, por encima del propio Alto Comisionado, Sergio Jaramillo, y el ministro del posconflicto, general (r) Oscar Naranjo. ¿Será?
En articulado
Un periodista se mostró sorprendido esta semana cuando se encontró como un pasajero del sistema Transmilenio al recién renunciado magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, Néstor Osuna, quien, al mostrarse inconforme con acabar ese alto tribunal, dimitió el pasado 22 mayo argumentando que no concebía “... el ejercicio de la magistratura sin la posibilidad de proteger los derechos fundamentales mediante la herramienta más importante que ha creado la sociedad colombiana para ello: la acción de tutela. Así las cosas, no me siento comprometido con el diseño de ese nuevo tribunal”.