En la Casa de Nariño sostienen que al presidente Santos ya se le acabó la paciencia frente a los ataques incesantes del expresidente Álvaro Uribe, y que las duras críticas que el mandatario le hizo a su antecesor el sábado pasado, en el marco de la asamblea extraordinaria liberal, pone en evidencia que el “karma de no pelear con Uribe”, que tanto enarboló el Jefe de Estado durante gran parte de sus seis años de gobierno, ya es cosa del pasado, Así las cosas, en adelante la constante del Primer Mandatario será responder en el mismo altisonante tono a Uribe, sobre todo al ser evidente que el telón de fondo de los enfrentamientos no es otro que la pelea por el plebiscito por la paz.
Peleas políticas
Las relaciones entre el expresidente César Gaviria y el presidente Juan Manuel Santos si bien son tensas no están, en modo alguno, rotas. Por lo menos así lo ve un senador liberal muy cercano al exmandatario que frente al rifirrafe del fin de semana pasado indicó que entre Gaviria y Santos ocurre lo mismo “que cuando pelean los hermanos… Es decir que si bien se toman distancias y recalcan a cada tanto sus diferencias, no dejan de preocuparse por la situación del otro e incluso se ayudan de forma indirecta cuando hay problemas extremos”. De acuerdo con el congresista, que pidió la reserva de su nombre, Santos y Gaviria terminan siendo “hermanos” porque pertenecen “a la misma familia” es decir a los de que “apoyan al proceso de paz”.
Tres razones rojas (I)
Tras la decisión el viernes pasado de un magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de suspender el Congreso Liberal, algunas voces en la Dirección Nacional de esa colectividad eran partidarios de suspender todo el evento y emprender un proceso judicial al más alto nivel para solucionar de una vez por todas este pleito, que viene desde el año pasado cuando, incluso, quedaron sin piso los directorios regionales y fue necesario que los avales para los candidatos a las elecciones de alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles, los otorgaran unos “comités departamentales” que se crearon de afán para solucionar temporalmente el vacío estatutario.
Tres razones rojas (II)
Según se conoció, hubo tres elementos que fueron determinantes para que el evento no se suspendiera, así fuera necesario transmutarlo hacia la figura de una asamblea extraordinaria partidista. En primer lugar, que la inversión realizada en todo este proceso, que viene desde el año pasado, fue muy alta y no podía dejarse la sensación de que todo ese esfuerzo institucional y económico a nivel regional y local había sido inútil. En segundo lugar, que la suspensión del cónclave liberal era precisamente lo que estaba buscando el sector minoritario que demandó la realización del congreso partidista, alegando que no se le permitió la participación a tres personas. Y, en tercer lugar, que más allá de la controversia interna y estatutaria, el país político estaba pendiente de una serie de pronunciamientos de fondo que, dada la coyuntura, no era conveniente aplazar, sobre todo en lo relacionado a la posición el liberalismo ante la coalición gubernamental, la postura del presidente Santos frente a esa nueva estrategia partidista y los mensajes que Horacio Serpa y el expresidente Gaviria debían dejar en claro de una vez por todas.