Son muchas las especulaciones que se han generado en torno de la renuncia de Juan Felipe Muñoz, quien se venía desempeñando como Alto Consejero para las Comunicaciones en la Casa de Nariño. Se dice, por ejemplo, que tras pocos meses en el cargo sale para ir a la Fundación Buen Gobierno, que creó el propio presidente Santos años atrás y que se considera como el think tank (tanque de pensamiento) del santismo, razón por la cual se le ve como pieza clave dentro de la campaña para la reelección que comenzará en el segundo semestre. En ese orden de ideas, la movida de Muñoz es la primera jugada de la estrategia de campaña reeleccionista.
La salida de Muñoz (II)
También hay quienes consideran que Muñoz sale a preparar la plataforma política y de imagen de la campaña de reelección, en el marco de un grupo estratégico que ya se está conformando para delinear la bitácora proselitista desde todos sus ámbitos. Si bien es cierto que en la anterior campaña de Santos, en 2010, el estratega principal en materia de imagen y publicidad fue el siempre controvertido asesor venezolano J.J. Rendón, se dice que en esta ocasión él tendrá un papel más lejano. Es decir, que si bien delineará la estrategia no estará en el día a día de su implementación, tarea que recaería en expertos como Muñoz y otros.
La salida de Muñoz (III)
Sin embargo, en las toldas del uribismo e incluso en el interior de partidos de la coalición de Unidad Nacional se considera que la salida de Muñoz ya se venía cocinando desde hace varias semanas porque la Casa de Nariño estaba viendo con preocupación que la imagen presidencial y la percepción pública sobre la gestión gubernamental se estaban deteriorando o, por lo menos, evidenciaban síntomas de estancamiento, no sólo al tenor de las encuestas externas sino de las mediciones internas hechas por el propio Ejecutivo.
La salida de Muñoz (IV)
Cuando se trajo a Muñoz a mediados del año pasado, su tarea principal era, precisamente, mejorar la estrategia comunicativa del Gobierno sobre sus logros. No hay que olvidar que el propio Santos, en las rendiciones de cuentas ministerio por ministerio, había advertido que la mayor falla del Ejecutivo estaba en que no era capaz de comunicarle a la opinión pública de manera clara, creíble y eficaz los avances reales y medibles en programas, obras y proyectos. La queja era más sentida en la medida en que las encuestas rajaban la gestión oficial precisamente en campos en los que, paradójicamente, ya se habían cumplido tempraneramente las metas que en 2010 se planificaron para el final del cuatrienio presidencial. Esa paradoja en la percepción pública no varió de forma significativa en los últimos meses, por lo menos al tenor de las encuestas, que mostraron muchos altibajos desde que la imagen presidencial tocó piso por el escándalo de la reforma judicial a mediados de 2012.
La salida de Muñoz (V)
No hay que olvidar que el alto consejero presidencial para el Diálogo Social, Luis Eduardo Garzón, fue claro en advertir semanas atrás que al gobierno Santos le estaba faltando resaltar ante el país de manera clara y contundente los avances y logros que estaba teniendo en el campo de la inversión social, la lucha contra la pobreza y la inequidad. De la misma opinión son muchos congresistas e incluso ministros.