En los corrillos políticos uno de los hechos más comentados es la alusión que hiciera el cabecilla de las Farc, alias ‘Pablo Catatumbo’, en torno a que el expresidente César Gaviria tendría que ir a la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) a explicar por qué, presuntamente, su gobierno se alió con el llamado grupo de los “Pepes”, al comienzo de la década de los noventa, para acabar con Pablo Escobar, el temido capo del Cartel de Medellín. Los “Pepes”, como se sabe, estaban conformados por los paramilitares de Carlos Castaño y el Cartel de Cali.
Gaviria y Farc (II)
Algunos observadores recordaron ayer que fue, precisamente, Gaviria el primero en proponer que en el marco del proceso de paz con las Farc se creara un modelo jurídico que permitiera aplicar una especie de ley de punto final para todos los delitos cometidos en el marco del conflicto armado, que beneficiara no sólo a los combatientes sino también a todos los sectores civiles, políticos y económicos que tuvieron que ver directa o indirectamente con la guerra. La idea base de Gaviria fue un insumo clave para la creación de la JEP, que plantea que no habrá cárcel para quienes confiesen delitos graves, atroces y de lesa humanidad. Ahora las Farc quieren llevar a Gaviria ante la JEP.
Dilema conservador
La posibilidad de que el Partido Conservador reingrese formalmente a la coalición de la Unidad Nacional estaría tan avanzada que ya la mayoría del Directorio Nacional estaría a favor y la excandidata Marta Lucía Ramírez, que se opone a esa alternativa, se estaría quedando cada vez más sola. Sin embargo solo cuando el Directorio sea citado por el actual presidente, el representante David Barguil, se sabrá cómo está el ajedrez de partidarios y contradictores. Por lo demás, trascendió que algunos dirigentes que no estaban muy de acuerdo con el reingreso del conservatismo a la coalición, consideran que hay que aplicarse al realismo político de una bancada que apoya en su gran mayoría al Gobierno, y de un Gobierno que les mantiene importantes cuotas de poder y de representación en el gabinete y otros altos cargos.
Se veía venir… (I)
Como se había indicado en esta Sección días atrás, se empieza a abrir espacio en el Gobierno a una postura, sugerida por parlamentarios a la Casa de Nariño, dirigida a que se aplace la reforma tributaria estructural lo más posible, bajo la tesis de que no hay ambiente político ni margen económico entre los contribuyentes para asumir un nuevo ajuste impositivo. Aunque es evidente que tras la mayor descolgada en la cotización petrolera el panorama fiscal se complica cada día más para el Ejecutivo, todo hace indicar que se le bajará el ritmo a la discusión de la reforma, de modo tal que sólo sea presentada al final del año e incluso dejándola para el 2017.
Se veía venir… (I)
Todavía no hay una decisión al respecto pero, en privado, muchas voces en el alto Gobierno admiten que, como lo informara EL NUEVO SIGLO, el palo no está para cucharas. Tema clave en la definición sobre si se aplaza o no la tributaria, serán las encuestas sobre popularidad e imagen presidencial que están por salir en los próximos días. Tras la cascada de alzas, la disparada inflacionaria, la polémica por el bajo aumento del salario mínimo y la controversia tributaria, no hay mucho optimismo en la Casa de Nariño.