En la edición del lunes pasado de esta Sección se publicó que la revista oficial del prestigioso MIT, Technology Review, hizo una reseña sobre la trayectoria política, académica y profesional de uno de sus egresados, el ingeniero colombiano Mariano Ospina Hernández. Por un error inexcusable se ilustró con la foto de su padre, el expresidente Mariano Ospina Pérez. Disculpas a nuestros lectores.
¿El más viajero?
En las toldas de uno de los dos partidos de oposición hay un parlamentario que está haciendo un curioso estudio, según se dice en los corrillos del Congreso. Se trata de un análisis comparativo de la frecuencia y duración de los viajes presidenciales en los últimos 20 años. Lo que se busca establecer es cuál de los tres titulares de la Presidencia (Pastrana, Uribe y Santos) fue el más viajero, a qué destinos y cuántas las crisis que se generaron durante su ausencia. Los resultados del estudio serían la base para un debate que se presentará en el segundo semestre y con sustento en el cual se buscaría aplicar en Colombia un procedimiento más exigente para las autorizaciones de los viajes presidenciales al exterior y que, incluso, durante los mismos el poder quede en manos del Vicepresidente y no de un ministro-delegatario. Vea pues.
¿Y el Golfo, qué?
Tras el nuevo pico de tensión del pleito fronterizo entre Venezuela y Guyana, por cuenta de un área marítima objeto de un viejo diferendo limítrofe y en la que la potencialidad de yacimientos petroleros es alta, un senador de la Comisión II del Senado recordaba ayer que “… nosotros (Colombia) decidimos meter en el congelador el diferendo por el Golfo de Coquivacoa y pareciera que renunciamos a la reclamación por cuestiones de coyuntura política… Llevamos tres gobiernos en las mismas e incluso la comisión binacional que se reconfiguró años atrás para el tema nunca se reunió… Desde tiempos de Hugo Chávez el tema lo congeló Caracas y Bogotá aceptó resignada…”.
Máxima tensión
No disminuye la tensión en el interior de la Corte Constitucional por cuenta del escándalo en que el protagonista central es el magistrado Jorge Ignacio Pretelt pero en el que también se han visto salpicados otros integrantes del alto tribunal, incluso mediando investigaciones en la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara. Por ahora, la vuelta de Pretelt a la presidencia del alto tribunal sigue en veremos, en tanto que la desconfianza y la frialdad reinan en el ambiente de las salas plenas. Las visitas de abogados a los juristas están restringidas al máximo y ya está en aplicación el nuevo reglamento interno. Ese es el escenario que prima en una Corte que se sabe en el foco de la opinión pública, que ahora tendrá en sus manos dos de las demandas más difíciles del momento: equilibrio de poderes y Plan Nacional de Desarrollo.
Más ‘dientes’
Desde el alto gobierno se estaría pensando en proyectar una reforma a las facultades de las superintendencias, con el fin de aumentar no sólo su capacidad investigativa y sancionatoria, incluyendo más ‘dientes’ para hacer efectivas las multas que imponen, sino para que su nivel de coordinación con la Fiscalía y otros entes de control sea más funcional y eficaz.