Al interior del cuerpo de generales y almirantes en retiro ya se notan algunas voces que consideran que debería dejarse de lado la postura marcadamente crítica de los exaltos oficiales frente al proceso de paz. Según conoció EL NUEVO SIGLO, hay quienes sostienen que es necesario asumir una tendencia más proactiva frente a la negociación con la guerrilla, más aún en momentos en que se habla de cese el fuego y los temas militares propiamente dichos empiezan a discutirse en La Habana. Incluso, un conocedor de la agremiación castrense indicó que ya en las “líneas generacionales” se nota la disparidad de criterios entre quienes estuvieron en los altos mandos hace tres, dos o menos de un lustro. En los primeros hay opiniones más radicales y en los últimos menos prevenidas.
Total respaldo
Tras la orden presidencial a los negociadores en La Habana de comenzar a discutir sobre las bases de un cese el fuego bilateral y definitivo, así como las versiones en torno de que Santos pidió a todo el gabinete convertirse en escuderos del proceso de paz, de nuevo surgieron voces acerca de si el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, es el indicado para esa cartera en una etapa tan delicada de las tratativas con la guerrilla. Fuentes cercanas a la Casa de Nariño indicaron que Pinzón está más “atornillado” que nunca al cargo y cuenta con el respaldo total y absoluto para seguir hablándoles duro a las Farc.
Dicho y hecho…
Lo cierto es que mientras el jueves en Bogotá se escuchaban esas reservas contra Pinzón, éste, en Pasto, reiteraba sus tesis sobre mano dura contra la delincuencia. “Que los colombianos sepan que el Presidente de la República ha ordenado que la Fuerza Pública debe proteger a la ciudadanía, con todo esfuerzo y con todo sacrificio, persiguiendo a quienes incurren en actividades delincuenciales como terrorismo, minería criminal, narcotráfico, extorsión, reclutamiento ilícito de menores, constreñimiento a la población”. Y agregó: “Registro que es buena noticia que aquellos que han estado dedicados a hacer atentados terroristas y a atacar al pueblo colombiano lo hayan dejado de hacer en las últimas semanas; que así sea por siempre: que renuncien a la violencia por siempre, pero que también sepan que si están en la actividad criminal la Fuerza Pública tiene el deber de actuar”.
La sucesión
Aunque el período del Registrador Nacional sólo vence en diciembre, se sabe que por lo menos un exministro y dos exmagistrados ya están haciendo algunas consultas con miras a medir el ambiente para presentarse al respectivo concurso de méritos que realizarán las altas Cortes para la escogencia del sucesor deCarlos Ariel Sánchez, quien, si se aprueba la reforma de equilibrio de poderes, será el último titular de este cargo reelegido.
n me�oi �F'�más de nueve millones de habitantes, de la que se deriven sinergias y sea más proactiva. Del mismo modo, que la Alcaldía de Bogotá encuentre una mancomunidad con el Palacio de Nariño, entendido, por lo demás, que en la actualidad tanto Presidente como Vicepresidente son originarios del territorio, es decir, que son sensibles al fenómeno bogotano.
Con un proceso de paz avanzando considerablemente es indispensable tener una nueva visión de ciudad. Es la violencia nacional, justamente, por lo que Bogotá, desde hace décadas, ha sido receptora del desplazamiento y de la falta de oportunidades en otras regiones. Ello, de algún modo, ha impedido una óptica y una planeación afincada en cifras certeras. La capital y sus habitantes, sin duda, deben colaborar en que la reconciliación llegue a buen término. Y un alcalde que, desde el partidor de las candidaturas, tenga sentido de la paz así como vocación de futuro a partir de ello e igualmente se sintonice con los retos de la globalización. Por sobre todo que signifique unidad, logre aglutinar la mayor cantidad de voluntades posibles y tenga una política local, regional e internacional, para superar los apremiantes problemas capitalinos y aprovechar todo el potencial de la ciudad.