No están muy contentos en el alto Gobierno frente a las interpretaciones que se vienen dando a la coyuntura económica por parte de distintos sectores políticos, gremiales, sociales y de otro ámbito. Para el Ejecutivo hay una lectura casi apocalíptica de varios de los principales indicadores macro y micro, lo que ha creado en una parte de la opinión pública un ambiente pesimista e incluso fatalista sobre lo que será este 2016. Frente a ello se ha pensado en que es necesario reforzar el discurso gubernamental sobre la marcha potable de la economía, porque ese excesivo pesimismo podría afectar lo que suele llamarse como “clima de negocios”, que se basa en buena parte en la percepción de los inversionistas sobre la marcha del país. No hay tal preocupación en torno a las firmas calificadoras de riesgo, pues estas son más objetivas en sus evaluaciones sobre las perspectivas de inversión y seguridad jurídica de determinado país.
Sigue sonando
Continúan los rumores en torno a la posible entrada de Clara López, excandidata presidencial y cabeza del Polo Democrático, al Gobierno. Según los llamados ‘gabinetólogos’, a López se le pediría que haga parte de una alta comisión que el Gobierno piensa crear para que se convierta en una especie de jefatura de debate para el plebiscito por la paz. La opción de que entre a una cartera ministerial sigue en vilo porque en el Polo hay quienes consideran que a menos que fuera el Ministerio de Trabajo, ningún otro puesto en el gabinete encajaría con el perfil y énfasis políticos de la dirigente.
Impuestos territoriales (I)
Uno de los puntos que más ha llamado la atención del borrador de las recomendaciones para una reforma tributaria estructural, que se filtró hace dos semanas, es que la Comisión de Expertos sugiere que dentro de la misma se tramite el ajuste impositivo a nivel departamental y municipal. Para algunos gobernadores, el documento está muy desbalanceado porque propone ajustes a los impuestos de consumo, que si bien son la principal fuente de recursos de las administraciones departamentales, un incremento muy fuerte en los mismos podría ser contraproducente y disparar la evasión. Aunque se reconoce que el régimen tributario territorial lleva más de 30 años sin ser reformado a fondo, varios mandatarios seccionales sostienen que aplicar una actualización de un solo tajo podría ser un golpe muy duro a sus gobernados.
Impuestos territoriales (II)
“… Aumentar gradualmente los impuestos a la cerveza, el cigarrillo, los licores y crear uno sobre las bebidas azucaradas son ideas interesantes pero que no se pueden aplicar en un solo paquete… Lo mismo ocurre con la revisión del impuesto a los vehículos, porque es un tema muy sensible para la clase media, como está quedando en evidencia con la actual polémica por el reajuste hecho por el Ministerio (de Transporte) en la tabla de avalúos de los carros y su impacto en un aumento sustancial en el impuesto este año…Tampoco es fácil hablar de una actualización catastral, pues es un proceso muy complejo… Menos debería pensarse en restringir los ingresos por cuenta de la creación de estampillas o las contribuciones sobre los contratos de obra, que hoy son muy importantes para algunas gobernaciones”, dijo a EL NUEVO SIGLO un alto asesor tributario de unas de las principales gobernaciones del país.