Como se sabe en las toldas del Partido Liberal se están analizando ya los perfiles para ocupar la dirección de la colectividad, toda vez que su jefe único, Simón Gaviria, fue designado en la Dirección Nacional de Planeación. Aunque hace una semana todo indicaba que se optaría por una dirección colegiada, a raíz de los roces de la semana pasada entre el expresidente César Gaviria con el presidente Santos alrededor del tema de la elección del Contralor, parte de la bancada considera que lo mejor sería seguir con un jefe único e incluso se pensó en el exmandatario como el nombre más fuerte para el cargo. Sin embargo, tras lo ocurrido con la escogencia del Contralor, en donde es claro que Gaviria perdió frente a Santos, hay quienes consideran que debería repensarse una posible jefatura única del expresidente.
Dos razones
Según las indagaciones de periodistas de EL NUEVO SIGLO en la bancada parlamentaria liberal, la decisión de pensar en otro nombre para la jefatura liberal distinto a Gaviria se debe a dos elementos. En primer lugar, que visto lo de la semana anterior será muy posible que se presenten más roces entre el Gobierno y la colectividad, y sin duda resultaría incómodo tanto para el expresidente como para su hijoSimón Gaviria manejar esas situaciones tirantes entre las partes. Y, en segundo lugar, que el mismo exmandatario liberal sabe que, al menos en esta ocasión del Contralor, quedó en desventaja frente al margen de maniobra de la Casa de Nariño, y siendo jefe del liberalismo no tendrá la autonomía para poder, de vez en cuando, ‘cantarle la tabla’ al Gobierno.
¿Entonces?
De acuerdo con uno de los senadores más veteranos, que pidió la reserva de su nombre, no es momento “para pensar en jefaturas colegiadas ni vocerías rotativas… Uribe está apuntando sus baterías a nosotros y también habrá momentos en que el Partido tendrá que hacerse valer al interior de la Unidad Nacional y frente al mismo Gobierno, como lo hace el resto de la coalición, y por eso necesitamos de una voz y liderazgo fuertes… Cristo está maniatado en el Ministerio, Serpa tiene la experiencia para el cargo pero genera odios y amores, o también está el mismo Rafael Pardo, que tiene libre todavía el segundo semestre, pero no se sabe si, como exministro, tenga el suficiente margen de acción para hablarle duro al Gobierno cuando sea necesario”.
Más acción
Y hablando de jefaturas partidistas, hay en las toldas uribistas ya algunas voces que, en privado, consideran que le está faltando al director del Centro Democrático, el excandidato Óscar Iván Zuluaga, más dinamismo para posicionarse en el nuevo papel de vocero del principal bastión de la oposición al Gobierno. Precisamente, cuando se eligió semanas atrás a Zuluaga, una de las premisas había sido que debía empezar a hablar duro cuanto antes para que no todo el peso de la vocería opositora recayera en el expresidente Uribe, bajo la tesis de que el exmandatario no podía estar a toda hora como el blanco del santismo.