En el Centro Democrático dicen que, por encima, le pueden estar restando a La U no menos de un millón de votos. Las cuentas que se hacen son las siguientes: en 2010 si bien la lista de La U tenía el sistema de voto preferente, hubo un total de 243.056 votos por el partido, es decir, ciudadanos que pidieron el tarjetón, marcaron logo de esa colectividad pero no señalaron a algún candidato en específico. También afirman que los 212.840 votos que sumó el hoy senador Juan Lozano, que no busca reelección y es claramente uribista, terminarán en las toldas del Centro Democrático. Hasta aquí las cuentas van en más de 450 mil votos.
Más calculadora
Pero los cálculos no paran allí. Se considera en las toldas uribistas que al anterior guarismo hay que sumarle los 62.757 votos que sacó en 2010 el senador Juan Carlos Vélez, que hoy es el jefe de debate del Centro Democrático. Así las cosas, la sumatoria se sube a casi 520 mil votos, a los que agregan no menos de 160 mil votos de candidatos no elegidos que, según los uribistas, son claramente afectos al exmandatario. Aquí ya la cuenta final se acerca a los 700 mil sufragios. Por último el uribismo asegura que la figura del exmandatario le quitará a los hoy senadores-candidatos de La U un volumen de votos no menor a 300 mil… Todo el cálculo hipotético sobrepasa, entonces, el millón de votos, un ‘mordisco’ electoral bastante fuerte si se tiene en cuenta que en los comicios parlamentarios de 2010 La U sumó 2.792.944.
¿Minorías?
Y para seguir con el tema del Congreso, un veterano parlamentario del Polo se quejaba días atrás, en charla informal con varios periodistas, que hoy más que nunca era urgente tener un Estatuto de la Oposición. “… Le voy a poner un ejemplo: las segundas vicepresidencias del Senado y la Cámara por lo general se les otorgan a los partidos minoritarios, que nosotros entendemos como los de oposición… Lo que ahora se teme es que el uribismo se tome esos cargos en el próximo Congreso, haciéndose pasar por minoría… Igual puede pasar con el escaño que por lo general se les deja a los partidos minoritarios en el Consejo Nacional Electoral”, precisó el parlamentario.
Cirugía a la vista
La reforma a la Ley Quinta o Reglamento Interno del Congreso volverá a intentarse en el último tramo de la legislatura de este cuatrienio parlamentario, que arranca el 16 de marzo. Se sabe que entre los cambios que se propondrán estará uno relativo a que las citaciones a los ministros en las plenarias y las comisiones congresionales sean agendadas en un registro único. De esta forma, cuando un parlamentario considere que necesita hacer comparecer a un alto funcionario o integrante del gabinete, deberá, primero, revisar ese registro y verificar que su citación no se cruza con la de otra comisión o plenaria. Incluso se pondría un tope al número máximo de citaciones al mes. La Casa de Nariño también sería informada de ese registro para que instruya a los altos funcionarios de estar atentos al Parlamento.