Cuatro sombras | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Marzo de 2014

Son cuatro las sombras que se ciernen sobre la productividad del saliente Congreso en este último tramo de la legislatura que comienza esta semana y va hasta mediados de junio, cuando concluye labores y un mes después se posesionará el Parlamento electo en marzo 9. En primer lugar, es evidente que hay temor por el índice de ausentismo parlamentario debido a que la recta final de la campaña presidencial seguramente distraerá a los senadores y representantes, que deberán repartir su tiempo entre su función legislativa en la capital del país y la organización y acompañamiento en sus regiones a las actividades proselitistas de su respectivo aspirante a la Casa de Nariño. 

 

Cuenta regresiva

 

La segunda duda gira en torno de que varios proyectos de ley y reforma constitucional corren el peligro de hundirse por falta de tiempo, puesto que no sólo se acerca la época de Semana Santa, en la cual se suspende el trabajo legislativo, sino que esas iniciativas tienen como impulsores a senadores y representantes que o se quemaron en los comicios del 9 de marzo o no aspiraron a repetir curul. “… Los quemados siempre le bajan el ritmo a su trabajo en el Congreso, siempre pasa y eso se lo puede confirmar cualquier congresista veterano… Además, hay que empezar a organizar oficina, inventarios, devolver materiales y hacer un sinnúmero de trámites, que quitan mucho tiempo y distraen al parlamentario y toda su unidad legislativa”, precisó un parlamentario, que pidió la reserva de su nombre.

 

Pulso por escoltas

 

El tercer aspecto que preocupa sobre lo que viene para el Senado y la Cámara de Representantes se refiere a que empieza un pulso entre los parlamentarios salientes y los entrantes, pues los primeros siempre solicitan que los esquemas de seguridad, que van desde camionetas blindadas, escoltas, chalecos y otros, les sean mantenidos más allá del 20 de junio pues consideran que el nivel de riesgo sigue vigente, en tanto que los congresistas que van a posesionarse piden anticipadamente que les ofrezcan esa protección, dado que no pueden movilizarse como si fueran un ciudadano cualquiera. Ese pulso siempre pone al Gobierno contra la pared y genera un cruce de denuncias de lado y lado.

 

¿Y las oficinas?

 

Tampoco es menor la ‘batalla’ que se prende alrededor de las oficinas, pues los senadores y representantes que salen siempre tratan de heredárselas a algún copartidario electo o parlamentario amigo, mientras que los congresistas entrantes pujan porque les sean asignados los mejores recintos. Es claro que aunque en el Parlamento hay suficientes oficinas para los 268 parlamentarios, hay algunas más grandes, cómodas y funcionales, que otras. “… Aquí hay senadores que tienen oficinas muy grandes, con todas las de la ley, incluso utilizan espacios en varios pisos, mientras que otros tienen oficinas tan pequeñas que suele decirse que para que entre el sol por la ventana, tiene que salirse todo el personal, con el congresista a la cabeza”, precisó el mismo parlamentario consultado.