Todo hace indicar que la entrada del Partido Conservador a la coalición de la Unidad Nacional está más que cocinada y que las voces que se oponían desde el Directorio a esa posibilidad se resignaron o simple y llanamente se quedaron solas. Sin embargo al interior de la bancada hay tres matices que se pueden diferenciar. El primero es de quienes sostienen que no hay que demorar más el asunto y que se le debe dar trámite lo más rápido posible al regreso a la coalición y que ello debe hacerse antes de que el presidente Santos empiece a mover las fichas del gabinete ministerial. A quienes son partidarios de esta idea les preocupa no solo la ansiedad que tiene el liberalismo por hacerse a la cartera de Hacienda, en caso de que Mauricio Cárdenas renuncie para preparar una eventual candidatura presidencial, sino que también se despeje desde ahora el compromiso político de que la Procuraduría seguirá en manos de un representante de las toldas azules.
Conservadores y coalición (II)
Una segunda óptica entre los senadores y representantes va enfocada a que el ingreso a la coalición santista debe condicionarse a tres temas específicos, que son: no apoyar el aumento del IVA en la reforma tributaria estructural, la formulación de un plan social que sea abanderado por los conservadores y que el apoyo del proceso de paz será condicionado y no irrestricto, como lo reclaman en la Casa de Nariño. Esa agenda, como lo informó ayer un informe de este Diario, ya está en construcción y será detallada en los “retiros espirituales” que tendrán Directorio y bancada en la primera quincena de marzo.
Conservadores y coalición (III)
La tercera línea de acción entre los parlamentarios conservadores es más bien de tipo táctico, bajo la tesis de que el reingreso a la Unidad Nacional debería circunscribirse al tema parlamentario, bajo el convencimiento que existe en las toldas azules de que la campaña presidencial arrancará en 11 meses una vez que el vicepresidente Germán Vargas Lleras renuncie para preparar su candidatura de 2018. En ese orden de ideas, varios senadores y representantes conservadores sostienen que la coalición debe limitarse a los temas de la agenda parlamentaria y no ir más allá porque, bajo el principio de realismo político, la Unidad Nacional tiene menos de un año de vida como plataforma general de apoyo gubernamental.
Conservadores y coalición (IV)
Sin embargo hay una cuarta óptica entre los conservadores, dirigida a que lo mejor es permanecer por fuera de la coalición, sacrificar los dos ministerios que tienen en el momento (Hacienda y Minas) para dejar que La U y los liberales sean los que tengan que seguir arrastrando el lastre político del tema de Isagen, y que luego carguen con el alto costo político que tendrá el partido cuyo ministro tenga que ir a defender la drástica reforma tributaria estructural que debe tramitarse obligatoriamente en el segundo semestre, ya que la situación fiscal no da margen para aplazarla al 2017. Aun manteniéndose por fuera de la coalición, el conservatismo buscaría un acuerdo político específico con el Gobierno en el tema del proceso de paz. Frente a la posibilidad de que ese escenario les quitará a los conservadores la opción de seguir con la Procuraduría, algunos parlamentarios dicen que se olvida alegremente que la bancada tiene el suficiente poder de maniobra en el Congreso, tanto hacia el santismo como el uribismo, para evitar esa situación.