Las asociaciones de usuarios de los servicios públicos están estudiando la posibilidad de enviar una carta abierta al Congreso quejándose del papel pasivo que están jugando el Senado y la Cámara en medio de la polémica por el aumento de tarifas de energía para salvar de la quiebra a las termoeléctricas. Voceros de estas asociaciones dicen que el Congreso está imbuido en el tema electoral y el proceso de paz pero no ha debatido por qué los usuarios tienen que pagar una parte del salvavidas financiero a las termoeléctricas, un sector que en los últimos años recibió casi 15 billones de pesos por concepto de “cargo de confiabilidad”, precisamente para asegurar la solidez del sistema de generación eléctrica del país. “… Salvo algunos pronunciamientos aislados y una que otra citación al ministro de Minas y Energía, el Congreso no se ha movido ante un tema tan delicado que afecta el bolsillo de todos los colombianos, en especial de los de menos recursos”, dijo uno de esos voceros.
¿Vocería no delegada?
Y hablando del Congreso hay inconformismo en varias bancadas por lo que consideran una vocería no delegada a las comisiones primeras de Senado y Cámara en materia del proceso de paz, viajes a La Habana y otros asuntos en donde se está comprometiendo sustancialmente la función legislativa y deliberativa del Parlamento. Según algunos senadores, en las Primeras están arrogándose capacidades de decisión que deberían corresponder a la plenaria o, por lo menos, consultadas previamente a esta. El viernes pasado, por ejemplo, hubo parlamentarios que se quejaron en privado, no tanto por el viaje de una delegación de congresistas a Cuba para hablar con los negociadores de las Farc, sino porque, según los inconformes, no estaban representados en dicha delegación de congresistas todas las tendencias políticas de Senado y Cámara, en especial las minorías políticas y étnicas.
Fórmula intermedia (I)
Son varias las fórmulas que se vienen analizando respecto al mecanismo de refrendación popular de un eventual acuerdo de paz con las Farc. Por ejemplo, hay parlamentarios que consideran que hay que buscar un mecanismo intermedio en materia de umbral mínimo para la votación y aprobación de los textos que sean sometidos a consideración de la ciudadanía. Tanto para el referendo como el plebiscito se requiere la participación de mínimo el 25 por ciento del censo electoral y que de quienes acudan en las urnas la mitad más uno vote positivamente.
Fórmula intermedia (II)
Según algunos senadores, debe pasarse ya a una fórmula de mayoría simple, es decir, que el Sí puede ganar así no haya logrado la mitad más uno de los votos. Pero también hay parlamentarios que consideran que lo mejor es apostar por una fórmula intermedia en donde una propuesta para ser aprobada ya no requiera el 50 por ciento más uno de los votos, sino el 35 o 40 por ciento de los mismos. De esta forma el mecanismo de refrendación popular seguiría teniendo un componente de votación calificada, que lo diferenciaría de un proceso de elección ordinario. También se contemplan otras fórmulas para incentivar una mayor participación de la ciudadanía en un tema tan delicado como el de la paz. Para ello la votación no se realizaría en un solo día sino a lo largo de una semana y con muchos más puestos de votación a los que tradicionalmente se inscriben para elecciones presidenciales, de Congreso, regionales y locales.