La reconciliación y la paz en Colombia, como en otros países en conflicto, pasan por la comunicación y la empatía para "ponerse en el lugar de los demás" y "entenderlos", estima el reputado sociólogo estadounidense Sam Richards.
"Se trata realmente de comunicación y de una empatía radical que permite ponerse en el lugar de los demás y entender en profundidad de dónde vienen", declaró Richards en entrevista con AFP a la salida de una conferencia el martes en Bogotá titulada "Entendimiento intercultural y sociología del postconflicto".
Richards, profesor de la Universidad de Pensilvania, dirige con la socióloga Laurie Mulvey el programa "World in Conversation" (El mundo en conversación), que hace dialogar virtualmente a estudiantes de todo el planeta, pero también a israelíes con palestinos o soldados de la OTAN con civiles de países como Afganistán e Irán.
Sobre el conflicto armado colombiano -el más antiguo de América, surgido de insurrecciones campesinas hace más de medio siglo y que deja ya 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,8 millones de desplazados- Richards estima que es necesario retener "cuatro lecciones para el futuro de Colombia".
- Cuatro lecciones para Colombia -
La primera, detalló, es que "el pueblo tiene su agenda y los líderes tienen otra", en referencia a las luchas políticas surgidas alrededor del proceso de paz; que "el conflicto es intergeneracional"; que "una persona puede poner en peligro el proceso de paz" y, finalmente, que "si no vas a la raíz del conflicto, el conflicto continuará".
Un conflicto "no termina realmente hasta que sus causas no están solucionadas", subrayó sobre las complejas negociaciones de paz que avanzan desde hace más de tres años entre la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) y el gobierno de Juan Manuel Santos.
Laurie Mulvey, también ponente de la conferencia en Bogotá, advirtió que "las raíces están siempre profundamente ancladas en cada uno de nosotros" y que aunque "no hayamos sido heridos personalmente, nuestra gente sí lo ha sido", haciendo que el conflicto pase de generación en generación.
Pero si es necesario dialogar con el adversario para terminar con un conflicto como el colombiano -marcado por masacres y secuestros de civiles y que, al cabo de las décadas, implicó a guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y fuerzas del Estado- no es cuestión de simpatía.
- La falta de comunicación, base del conflicto -
"No se trata de simpatizar con ellos, sino de entender. Y una vez que lo hacemos, empieza la comunicación. Y es, de distintas maneras, el inicio del proceso de paz", continuó Richards, después de haber hablado durante más de una hora ante cientos de estudiantes entusiastas de la universidad privada Ecci de Bogotá.
Para Laurie Mulvey -que trabaja con él desde hace unos veinte años y es también su esposa- "transformar un conflicto necesita personas comprometidas". "Cuando unos grupos han sido ofendidos, victimizados o heridos, su primera reacción es separarse. Lo necesario es exactamente lo contrario. Lo que se necesita es un compromiso real", subrayó.
"En un proceso de paz, todo el mundo está incómodo: cada uno debe renunciar a algo para llegar a la paz", agregó. Por eso, "la paz es tan complicada como la guerra". "La gente tiene que ver la humanidad del otro y no lo pueden hacer sin conocerlo realmente", añadió, pero "tampoco pueden estar forzados a ser amigos ni a dejar de ser enemigos. Deben pasar por un proceso, lo que requiere siempre un liderazgo que lo empuje hacia adelante".
Esta pareja de sociólogos formó a miles de facilitadores de diálogo a través de un programa en línea porque "para escuchar y ser comprendidos, se necesitan habilidades en comunicación" que luego se propagan.
Tras su primera visita a Colombia, desean "regresar y trabajar", afirmó Sam Richards, que pasa del inglés al español y para quien "incluso la gente más gentil del mundo puede ser educada para matar. El conflicto aquí es realmente una cuestión de falta de comunicación, no de simpatía", pero "que la gente pueda contar su historia es la base de la reconciliación".