El Papa Francisco llegó a Kenia, primera etapa de la gira más arriesgada de su pontificado que incluye Uganda y República Centroafricana, y que tiene como objetivo promover la paz y la reconciliación en estos países del corazón de África.
El sumo pontífice arribó a Nairobi, una ciudad adornada con inmensas pancartas a lo largo de las avenidas que recorrerá Francisco, para darle la bienvenida en suajili, la lengua que se habla en Kenia,
Luego de su llegada, pidió a los dirigentes africanos "modelos responsables de desarrollo económico" para afrontar "la grave crisis medioambiental que amenaza al mundo". Y también se refirió a la situación actual de terror, aludiendo que "la desesperanza nacida de pobreza y frustración alimentan el terrorismo".
Francisco escogió para la primera gira por ese continente tres países emblemáticos, azotados en forma distinta por las desigualdades sociales, la corrupción y sobre todo la violencia con ataques provenientes de extremistas islamistas y cristianos.
Para la visita papal las autoridades han movilizado a unos 10.000 militares. El riesgo en Kenia es bastante alto puesto que yihadistas somalís adscritos al grupo de al-Shabab atentaron contra 150 estudiantes cristianos en la Universidad de Garissa, en abril, situación que ha llevado a que los encargados de custodiar la seguridad del papal pongan especial atención sobre ese grupo radical.
Francisco, de 78 años, durante su viaje en África desea promover la paz, la reconciliación, la justicia social y el diálogo entre el islam y el cristianismo durante los cinco densos días que comenzaron ayer y concluirán el lunes.
El programa del undécimo viaje al exterior de Francisco incluye 19 discursos y numerosos encuentros con la población local, fiel a su estilo sencillo y accesible.
El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, explicó que el Papa se moverá en las tres capitales con un papamóvil descubierto y sin chaleco antibalas porque desea mantener el contacto con la gente, tal como ha hecho en todos los países que ha visitado.
La justicia social, la protección del medio ambiente y el diálogo interreligioso son los temas que abordará en Kenia, un país con un tercio de población católica.
El Pontífice fue recibido por el presidente Uhuru Kenyatta con una ceremonia oficial en el aeropuerto, donde pronunció su primer discurso, en inglés, en el que denunció los grandes males de ese país: la corrupción y el aumento de la brecha entre ricos y pobres.
Francisco hoy presidirá un encuentro interreligioso en un país que cuenta con muchos musulmanes y protestantes.
Sucesivamente visitará la sede de las Naciones Unidas en Kenia, donde hablará de un tema clave de su pontificado, el cambio climático, que abordó en su encíclica Laudato Si y con el que espera encauzar los debates de la cumbre mundial de París que se abre el 30 de noviembre.
Mañana visitará el barrio más pobre y grande de ese país, Kangemi, donde se encontrará con los "movimientos populares", cristianos y no cristianos.
En un mensaje de video en inglés enviado a kenianos y ugandeses antes de partir, Francisco los invitó a superar las diferencias étnicas y religiosas, sobre todo ahora, un momento difícil a nivel mundial, marcado por la guerra contra el terrorismo.
"Estamos viviendo un tiempo en el que los fieles de cada religión y las personas de buena voluntad son llamadas a promover la comprensión y el respeto recíprocos", explicó el papa.
En Uganda, segunda etapa del viaje, Francisco se reunirá con el presidente, Yoweri Museveni y después visitará Munyonyo, donde fueron condenados a muerte mártires católicos y anglicanos.
El Papa rendirá homenaje así a todos los mártires cristianos de África y celebrará una misa en un santuario para conmemorar a los primeros santos, 22 jóvenes cristianos que fueron quemados vivos a finales del siglo XIX por haber rechazado convertirse en esclavos sexuales.
La etapa más peligrosa de su recorrido será la última, Bangui, capital de la República Centroafricana, adonde llegará el domingo 29, según el programa oficial.
Francisco llegará a un Estado Fallido, con un gobierno que ni controla la capital y un vasto territorio de 622.000 kilómetros en manos de dos milicias armadas: la animista-cristiana de anti-Balaka y la musulmana de Seleka. Entre las dos han reclutados a más de 10.000 niños y han desplazado más de un millón de personas.
Allí tiene planeada una visita a la mezquita del barrio-fortaleza árabe, a un campamento de refugiados y a las víctimas de la guerra civil.
También inaugurará el jubileo extraordinario en África, al abrir la puerta santa de la catedral de Bangui, diez días antes de que se inicie con una ceremonia solemne en el Vaticano.
Pero Francisco quiere llevar a un mensaje de paz y reconciliación. A pesar de la macabra guerra que vive África, y el mundo, ve en esta visita una oportunidad crucial para calmar las almas de los armados, logrando algún gesto de conciencia y humanidad entre los bandos enfrentados y sus víctimas.
No se excluye que tenga que cambiar en el último momento sus planes debido a la violencia entre milicias musulmanas y cristianas y a la inseguridad que reina en ese país.
"No hemos recibido amenazas contra el Papa, solo muy genéricas. Obvio que estamos preocupados, no somos unos inconscientes. Él se siente sereno y no quiere cambiar su programa de viaje", reconoció Costanzo Alessandrino, vicecomandante de la Gendarmería vaticana, en un programa de televisión del canal italiano Rete4.
Antes de salir de Roma rumbo a Kenia, el papa recibió en su residencia vaticana a 11 mujeres y a sus hijos -italianas, nigerianas, rumanas y ucranianas- víctimas de violencia doméstica o de redes de prostitución, con motivo de la jornada internacional contra la violencia de género. Ese tema será tratado también durante su permanencia en viaje a África/EL NUEVO SIGLO con AFP