Los diputados franceses rechazaron ampliamente una moción de censura presentada por la oposición de derecha contra el gobierno socialista, con motivo de la votación de unas controvertidas reformas económicas.
Solo 198 diputados votaron la moción de censura, cuando se habrían requerido 289 para hacer caer el gobierno del primer ministro Manuel Valls.
El rechazo de esta moción de censura implica la adopción de facto de un proyecto de ley debatido desde hace meses en el Parlamento y que suscita fuertes reticencias en la izquierda y en la derecha.
El texto, con el que el gobierno espera relanzar la economía y demostrar a sus socios europeos su voluntad de reformar, amplía el trabajo dominical, liberaliza al sector de transportes, reforma las profesiones jurídicas reglamentadas y aligera el código del trabajo.
Basándose un artículo de la Constitución poco utilizado, Manuel Valls ya había evitado un posible voto contrario al proyecto de su gobierno en febrero, logrando que se adoptara en primera lectura el mismo proyecto de ley, presentado por el ministro de Economía Emmanuel Macron, un exbanquero de 37 años.
El método causó fuertes críticas. "Estamos ante el desprecio más absoluto de nuestras instituciones", afirmó Christian Jacob, jefe del grupo de diputados de Los Republicanos (ex-UMP, partido derechista del ex presidente Nicolas Sarkozy).
El texto regresará ahora por última vez al Senado a partir del 29 de junio, antes de su adopción definitiva en la cámara baja "antes del 14 de julio", conforme a lo deseado por el presidente François Hollande.