El impulso que los españoles dieron a las nuevas formaciones en las municipales y regionales celebradas en España aunque no fueron la “lapida” para el tradicional bipartidismo -ya que se mantuvieron a la cabeza de la votación nacional- se convirtieron en una alerta temprana para un viraje político y hasta generacional de cara a las legislativas de noviembre.
El gobernante Partido Popular fue, como desde hace años, el más votado en todo el país pero tuvo una importante pérdida de apoyo popular, lastrado por la inevitable austeridad y los casos de corrupción. Le siguió el socialista Psoe y el tercer lugar se alterna, de acuerdo a la localidad, entre formaciones ciudadanas avaladas por el izquierdista “Podemos” y el centroderechista “Ciudadanos”.
Al interpretar los resultados, analistas políticos españoles señalan que lo que se dio fue una caída generacional en el PP ya que muchos de los líderes catapultados al poder en 2011, junto con el actual jefe de gobierno Mariano Rajoy no lograron conservar su mando en municipios y regiones.
Otros más radicales aseguran que lo que se avaló en las urnas fue un “cambio radical y profundo”. O tal vez “sensato” como fue el eslogan de Ciudadanos, el movimiento surgido de las mismas entrañas del histórico Partido Popular pero con el diferencial de ser gestado y conducido por otra generación, más joven y próxima al ciudadano común. A su cabeza está Albert Rivera, quien se erige como un fuerte candidato para las legislativas de fin de año.
La plana mayor del PP analizó ayer el panorama político surgido de las urnas y el propio jefe de gobierno, Mariano Rajoy, reconoció que el partido sufrió una importante pérdida de votos pero descartó cambio alguno.
"Hemos sufrido una notable pérdida de votos y por lo tanto no podemos estar satisfechos", afirmó tras una reunión del comité ejecutivo de su formación que, pese a ser la fuerza más votada en los comicios del domingo, perdió las mayorías absolutas que tenía en muchas regiones e importantes alcaldías como Madrid y Valencia, donde gobernaban desde 1991.
"Los resultados de ayer no son evidentemente los que nos hubiera gustado tener, pero demuestran que el Partido Popular sigue siendo la opción preferida de los españoles", afirmó Rajoy, achacando el mal resultado electoral al desgate de cuatro años de gobierno en plena crisis económica.
Llegado al poder en diciembre de 2011, Rajoy, cuyo ejecutivo aplicó drásticas políticas de austeridad -con 150.000 millones de euros de ahorro en gasto público en tres años para luchar contra el déficit- es candidato a la reelección en la cita electoral de noviembre.
"Estoy absolutamente convencido de que los españoles en las próximas elecciones generales van a reconocer el esfuerzo" del gobierno por atajar la crisis, afirmó.
"Llevo muchos años en este partido (...) hemos ganado las elecciones en el año 2011 y por tanto en ese asunto estoy muy cómodo y muy tranquilo", afirmó, descartando "hacer algún tipo de cambio (...) en el gobierno ni tampoco en el partido".
Se enfrenta sin embargo a un panorama político muy diferente al de hace cuatro años, con la competencia, además de su tradicional rival socialista, de Podemos y Ciudadanos.
Denunciando la austeridad y la corrupción que sacude a las dos grandes formaciones, estos pequeños partidos tienen tras las elecciones del domingo la llave de la gobernabilidad en varias regiones y ayuntamientos donde se requerían pactos para formar mayorías.
"Hoy no es un día para hablar de pactos ni de acuerdos", afirmó sin embargo Rajoy. "En este momento no hemos tomado ninguna decisión, yo no he hablado con nadie y nadie se ha puesto en contacto conmigo para nada", agregó.
Rajoy insistió en que aunque no se va a refugiar en haber sido el partido más votado, si hará valer esa supremacía a la hora de trabajar por la estabilidad del país.
Todos los periódicos españoles, sin distingo de orientación política, alertaron sobre el difícil escenario que enfrenta el gobernante partido conservador y muchos instaron a Rajoy a dar un “golpe de timón”.
El Mundo señala en su editorial que “aunque el PP sea el partido más votado corre el riesgo de no sobrevivir si se empecina en el argumento caduco de la recuperación económica".
El periódico atribuye la caída conservadora a la "ausencia de empatía y de sensibilidad social, unida al inmovilismo con que el partido afronta el descontento de la ciudadanía con el funcionamiento institucional y su repudio a los escándalos de corrupción".
Por su parte El País afirmó que "El desplome del PP provoca un vuelco a favor de la izquierda" y añade que “sería engañoso interpretar lo sucedido como la revolución que algunos anunciaban e igualmente sería un error restar trascendencia al fuerte mensaje de cambio que estos resultados suponen".
Los españoles con su voto enviaron un claro mensaje de reingeniería política. Quieren líderes que se conecten más con el electorado y, por lo visto en las urnas, ello lo ha logrado la nueva generación que encarnan Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). Será a ellos, junto al socialista Pedro Sánchez a los que deberá enfrentarse, como candidato del PP, Mariano Rajoy en las generales./EL NUEVO SIGLO con AFP