Radiografía del espacio público en Bogotá | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Marzo de 2013

Si cada uno de los habitantes de la capital del país entendiera que son propietarios de las vías, rondas, cerros orientales, parques, zonas verdes, rondas de ríos, humedales, lagos, entre muchos otros elementos que conforman el espacio público, la ciudad marcharía de otra forma.

El problema y preocupaciones por falta de espacio público siempre ha estado en los planes de los diferentes mandatarios pero desde hace dos décadas se convirtió en una estrategia fundamental hasta el punto que se creó el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep) para su defensa y organización.

La directora de la entidad Blanca Inés Durán entregó los últimos indicadores de espacio público por localidades con el propósito de identificar los puntos críticos para inversión y fijar los objetivos de gestión pública en la materia, para los próximos años.

Es una realidad que hay localidades que tienen muy poco espacio público por obra gracia a los urbanizadores piratas y la falta de planeación. En el último informe se indica que en promedio cada ciudadano cuenta con 3,93 metros cuadrados de espacio público de los 15 en promedio de los estándares internacionales aunque esta medida tiene componentes diferentes a Bogotá.

Y es que normativamente se define como el conjunto de espacios urbanos conformados por parques, plazas, vías peatonales, andenes, controles ambientales de las vías arterias, el subsuelo, fachadas y cubiertas de los edificios, alamedas, antejardines y demás elementos naturales y construidos definidos en la legislación nacional y sus reglamentos. No obstante, este tipo de definiciones normativas no logran dimensionar la importancia del espacio público en la configuración y funcionamiento de la ciudad, así como en la calidad de vida de los ciudadanos.

Dada su trascendente importancia y teniendo en cuenta que el espacio público pertenece a todos los habitantes de la ciudad y sobre todo que debe prevalecer sobre el interés privado, la sociedad a través de sus instituciones, ha concebido una serie de instrumentos técnicos, normativos y jurídicos que prevén la conservación del espacio público actual, la recuperación del espacio público que ha sido ocupado y la generación de nuevos espacios públicos, a medida que se desarrolla la ciudad. El Plan de Ordenamiento Territorial, el Plan Maestro de Espacio Público, el Plan de Desarrollo y el Código de Policía son parte importante del conjunto de instrumentos con los que cuenta la ciudad para generar, mantener y defender el espacio público en beneficio de sus habitantes.

Radiografía

Durante más de 6 meses un grupo de profesionales del Dadep a través de mediciones concretas, permitieron visibilizar el estado en materia de espacio público desde tres indicadores.

El primero es Espacio Público Total, es decir, la totalidad del espacio verde, sumado al espacio en el que los ciudadanos se movilizan como vías vehiculares y peatonales, andenes, separadores, ciclo vías y a aquel en el que pueden permanecer, plazas, plazoletas y parques, éste indicador se encuentra en el índice de 16,9 metros cuadrados por habitante.

Las localidades que se destacan son: Teusaquillo, Chapinero y Puente Aranda y las que presentan más bajo índice son Ciudad Bolívar, Rafael Uribe, Bosa, Engativá y Suba.

El segundo es el Espacio Público Verde que presenta un indicador  de 6,3 metros cuadrados por habitante en el área urbana, éste es aquel que incluye los sitios de protección ambiental, los humedales, las  rondas de ríos y la periferia de los cerros orientales, más los parques y zonas verdes, para éste indicador no se tuvo en cuenta la localidad de Sumapaz por ser de área rural, ya que de tenerse en cuenta subiría el indicador a 111 metros cuadrados por habitante.

Las localidades que se destacan son: Teusaquillo, Usme, Chapinero y Santa Fe y las que presentan deficiencias son Los Mártires, Antonio Nariño, La Candelaria, Rafael Uribe y Puente Aranda.

El tercero es el Espacio Público Efectivo, que arroja 3,9 metros cuadrados por habitante, éste  se caracteriza por ser de disfrute y en el que el ciudadano puede permanecer y ejercer libremente sus derechos, como plazas, plazoletas, parques y zonas verdes. Se destacan Teusaquillo, Santa Fe, Barrios Unidos y Chapinero y las que presentan deficiencias son La Candelaria, Bosa, Los Mártires y Antonio Nariño.

Bogotá evidentemente tiene zonas de la ciudad que son deficitarias y tiene zonas en donde la cantidad de espacio público es muy importante, Teusaquillo es una localidad privilegiada con parques, grandes vías, que está muy por encima de estándares internacionales. Ciudad Bolívar por el contrario, por su origen ilegal y dada la prioridad de los urbanizadores ilegales que vendieron la mayor cantidad de lotes y no dejaron suelo para recreación o equipamientos, tiene muy poco suelo de espacio público.

La tarea es ardua, conservar y preservar el espacio público que hay, adquirir nuevo espacio público y pensar nuevas formas son el reto que ponemos sobre la mesa con esta presentación.

Retos

El Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep), adelanta una labor de defensa, mantenimiento y sostenimiento para que todas las personas sin discriminación alguna lo usen, disfruten y gocen de una manera racional, equitativa y acorde con las normas, apostando por la igualdad en derechos pero también, en deberes frente a lo público.

La radiografía marca el inicio de un nuevo enfoque en la comprensión del espacio público de Bogotá y busca mejorar la capacidad de la ciudad para planear, gestionar y defender lo público. También, es una invitación a los habitantes de Bogotá para asumir un rol activo en la conservación y protección de lo público, como esencia de ciudadanía y civilidad.

No obstante lo anterior, muchos son los retos que se vislumbran en la ardua tarea de consolidar en la ciudad un sistema de espacio público que satisfaga adecuadamente las necesidades de una población en constante crecimiento.

El primero, es lograr que la cantidad de espacio público sea suficiente para atender las demandas de la población.

El segundo, es conseguir que el espacio público sea accesible a todos los ciudadanos sin importar su condición social, económica o de cualquier otra índole.

El tercero, es evitar que el espacio público siga siendo un instrumento de segregación urbana. Y el último, es dotar al espacio público de elevados niveles de calidad urbana y arquitectónica que garanticen su uso y disfrute sin importar quien lo use o en donde se ubique.

 

¿Cuál es el ideal de Espacio Público?

Por Blanca Inés Durán Hernández

Especial para El Nuevo Siglo*

Nada más difícil de definir que el Espacio Público y sin embargo nada que sea más común para los ciudadanos y ciudadanas. Al no existir una sola definición internacional de Espacio Público cada país, o mejor cada ciudad, ha venido desarrollando su propia concepción, definiendo sus componentes y hasta estableciendo los ideales de Espacio Público para su entorno. Colombia buscó establecer un estándar con el decreto 1504 de 1998, en el cual planteó la cifra de entre 10 y 15 metros cuadrados de Espacio Público por habitante y lo definió como las plazas, plazoletas, parques y zonas verdes. Pero la norma no tuvo en cuenta las particularidades de cada ciudad, sus ecosistemas ambientales o sus condiciones geográficas. Por esto, hablar de un ideal de Espacio Público se vuelve un reto de ciudad.

La definición de Espacio Público no es homogénea y mucho menos estandarizada, ciudades como Barcelona han incluido en sus cálculos de metros cuadrados de Espacio Público efectivo por habitante los andenes y las vías peatonales. Si hiciéramos eso en Bogotá, en lugar de tener 3,9 metros cuadrados de Espacio Público efectivo por persona, podríamos tener el doble; proyectos como la peatonalización de la Séptima y de la Candelaria incrementarían ampliamente este número. Otras ciudades incluyen conceptos que no existen en Colombia, como bulevares y malecones, y otras suman el área rural.

En Colombia se ha querido establecer un mínimo ideal para todas las ciudades, con errores conceptuales básicos como confundir índices con indicadores, pasar por alto realidades geográficas como los cerros que rodean las ciudades de Medellín y Bogotá, o no contar las playas en las costas del país, que además de ser un Espacio Público son un bien ambiental.

De allí que lo mejor sería que el país, y en particular Bogotá que ha venido avanzando bastante en análisis y diagnóstico del Espacio Público de la ciudad, comience a pensar si puede homogenizar una cifra mínima o un tipo igual de Espacio Público, o, debería tomar en cuenta las particularidades de cada ciudad e incluso de cada zona de la ciudad. Por ejemplo, un centro histórico como la Candelaria no se puede medir igual que una zona semirural como Usme, o un centro de amplío comercio como Chapinero.

Más allá de las cifras, de los 6,9 metros cuadrados de espacio público verde en Bogotá o de los 16,9 de espacio público total, la ciudad debe pensar cuál es la forma de lograr que estos espacios sean apropiados y disfrutados por los bogotanos y bogotanas. Un Espacio Público ideal no es aquel que está vacío, sino por el contrario uno que promueve e invita a la socialización y la relación con los demás.

 

*Directora del Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep).