Por: Pablo Uribe Ruan
La final entre Millos y Nacional quedó abierta, tras el 2-2 del miércoles pasado en Bogotá. El partido tuvo poca pinta de final y dejó claro que el domingo la cosa será a otro precio.
El primer tiempo fue el fiel reflejo del partido jugado hace 1 mes en Bogotá. Por un lado, un Millonarios falto de ideas, confundido, que terminaba todas las jugadas por el centro; por el otro, un Nacional replegado atrás esperando para contraatacar con Uribe y Duque.
El primer gol de los verdes llegó de los pies de Sherman tras un rebote de Delgado, hecho que no cambió un primer tiempo que parecía un monólogo aburrido. ¿En serio era una final entre Millos y Nacional? Para terminar de enfriar la noche embajadora, Duque marcó el segundo para los verdes antes de irse al descanso. La gente de Millos no lo podía creer, otra vez Nacional, como por quinta vez les estaba pintando la cara en El Campín, pero con un ingrediente adicional: en una final.
Sin embargo, para el segundo tiempo Millos salió despierto y con ganas. Ni el frío, ni la muralla verde pudieron parar la arremetida embajadora que logró descontar gracias al panameño Torres. Sin duda, ya era un partido con más pinta de final. Millos siguió en campo verde y llegó al empate luego de un pase al vacío de Otálvaro para el minúsculo Yuber.
Al final, verdes y azules quedaron en tablas. La verdad, se esperaba mucho más de la primera final. No es cualquier partido. Además de ser una final, son los dos equipos más grandes del país por historia, por gente y por actualidad.
Esperemos que lo del miércoles haya sido un simple abrebocas y el domingo se juegue otro partido. Pues es nada más y nada menos que un Millos-Nacional en una final.