¿Qué pasa en Cuba? | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Julio de 2013

En fuentes informadas se comenta que el vocero del Gobierno en La Habana, Humberto de la Calle, está a punto de tirar la toalla. Ocurre que cuando las conversaciones con las Farc se tornan difíciles, los miembros de la mesa se toman todo su tiempo para las consultas; piden un tiempo prudencial y salen, llaman y vuelven a la mesa, con nuevas inquietudes. En cambio, al doctor De la Calle le pasa todo lo contrario: busca conversar por teléfono  con el presidente Santos, pero este no le responde.

 

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Catálogo de críticas. Los malquerientes del presidente Santos aprovechan sus contrastes para pregonar en voz alta que “este es el Gobierno del chachachá: un pasito para adelante y dos para atrás”.

Los críticos sostienen que comenzó ofreciendo un millón de empleos y todo quedó en blablablá. Y lo que diga el DANE. Al no tener resultados, se pasó a la Ley de víctimas y ni siquiera de las víctimas se habla en la mesa de La Habana a la que ni siquiera las invitaron, ni ante los ruegos de Las voces del secuestro, que dirigen los hermanos Hoyos en compañía de Fredemiro Núñez. Entonces, otro globo: La ley de tierras. Entregaron tres predios; sacrificaron a Juan Manuel Ospina y el ministro  Juan Camilo Restrepo prefirió hacerse a un lado. En lo único que se han visto resultados es en los escándalos de Ríopaila, en donde está metido hasta los tuétanos el embajador de Colombia en Washington, una vaca sagrada a la que no le piden la renuncia.

 

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Continúa el rosario. Como lo de las tierras tampoco les caló, le pusieron todo el empeño a la vivienda de entrada de interés social: sacrificaron de entrada a Beatriz Uribe, a quien sin posesionarse ya le habían designado sustituto: Germán Vargas Lleras. El presidente Santos, en campaña, ofreció un millón de casas, pero luego terminó prometiendo cien mil; se quedó finalmente en ocho mil y ha tenido tres ministros en este frente. Enterró su prometida reforma a la justicia cuando la prensa destapó la mermelada para magistrados de altas cortes, sacrificando de paso al ministro Juan Carlos Esguerra. Y ya van tres ministros.

Avanza el rosario uribista con la salud que no sale de cuidados intensivos, pues es un negocio de las multinacionales que, según los entendidos, resulta más rentable que la droga. Y ya van tres ministros.

 

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Otra tanda. En minería, prometió siete locomotoras y los vagones están arrumados en la antigua saqueada y liquidada Ferrovías y no hay nada concreto, Cero y van tres ministros.

Dicen que Santos ha querido hacer parte de todos los organismos mundiales: Unasur, ONU, Cumbre de las Américas que sirvió para que las prepago cartageneras se promocionarán mundialmente. Luego le da por la Alianza Pacifico, pero sin ir a Buenaventura. Después vino la OCB (sic). Posteriormente se le midió a la paz entre Palestina e Israel. Previamente quiso ingresar a La OTAN. Y finalmente  dejó prendida la región del Catatumbo, se fue para Suiza y regresó manivacío.