¡Qué coincidencia! El 22 de febrero de 2004 el actual presidente Juan Manuel Santos abordaba en El Tiempo su preocupación de demócrata con lo que sucedía electoralmente en Venezuela. Cualquier parecido con lo que pasa ahora en el patio vecino puede ser una mera coincidencia, como reza la advertencia que los directores les cuelgan a las películas en las que se manejan temas dignos de agarrar con pinzas.
Vislumbraba guerra.Comentaba el columnista Santos Calderón hace nueve años: “Venezuela va camino de una despiadada dictadura o hacia una guerra civil. Y a casi nadie parece importarle o darse por enterado. Los últimos hechos así lo confirman y las consecuencias para América Latina, pero sobre todo para nosotros, los colombianos, serán funestas”.
El control chavista. Iba más allá y se metía en las profundidades del fraude electoral venezolano: “No es sino hacer un breve recuento de las recientes movidas para darse plena cuenta de sus verdaderas intenciones. Su estrategia de denunciar un mega-fraude para darle piso a la cantidad de triquiñuelas que las autoridades electorales (controladas por Chávez) han utilizado con el fin de ponerles conejo a los 3,5 millones de firmantes, está funcionando ante los ojos (¿impotentes?) de la OEA y el Centro Carter”.
Demoraban resultados. Otra denuncia de Santos del 2004: “La fecha para dar los supuestos resultados se ha venido corriendo tramposamente. Entre la convocatoria y el referéndum tienen que pasar 90 días. Lo ideal para el gobierno es entonces demorar los resultados. Si el Consejo Electoral no resiste las presiones y convoca el referéndum, de inmediato apelaría al Tribunal Supremo, que por supuesto está a sus enteras órdenes ¡Cómo es de rico jugar a la democracia con cartas marcadas y árbitros de bolsillo!”... Como ahora lo hace 9 años después Tibisay Lucena Ramírez, rectora del Consejo Electoral Venezolano, a quien llegaron a confundir con una inspectora colombiana de rifas, juegos y espectáculos.
La influencia cubana. Se ocupaba, asimismo, de la influencia castrista: “El régimen de Chávez no ha escatimado esfuerzos para afianzar su revolución bolivariana y cerrarles cada vez más espacios a la oposición y a la democracia. Las Fuerzas Armadas se encuentran totalmente descuartizadas. Se sabe que por lo menos ocho mil ya han sido entrenados en Cuba como contraprestación, Fidel hoy recibe más petróleo y más recursos que durante las mejores épocas de la Unión Soviética. Todo este plan, además, parece calcado de lo que Fidel hizo con Cuba en su momento”.
El papelón de la OEA. En su artículo, el líder de “Buen gobierno” extendía sus críticas a otros países del área: “Como Alberto Garrido ha denunciado, Chávez se está dando el lujo de aupar a los cocaleros de Bolivia, a los piqueteros de Argentina, a los Sin Tierra de Brasil, al Movimiento Indígena Pachacutik del Ecuador y, por supuesto, como ya se sabe, a la guerrilla colombiana. ¿En qué queda la Carta de la OEA? ¿Dónde está la solidaridad democrática? Semejante indiferencia, ceguera o imbecilidad puede resultar cómplice de una catástrofe política y social de enormes magnitudes. Las primeras víctimas serán los propios venezolanos. Las segundas, sus vecinos: nosotros los colombianos”.