Los puertos en el país están listos para enfrentar los retos que traen los tratados de libre comercio (TLC) suscritos por Colombia, al tiempo que se vienen revisando las normas de acuerdo con la legislación marítima internacional para ponerla a tono con la globalización económica.
Así lo indica quien está al frente de la Dirección General Marítima (Dimar), almirante Ernesto Durán González, según el cual los TLC regulan las relaciones comerciales con otras naciones con el propósito de acrecentar los flujos de comercio e inversión, a fin de generar mayor nivel de desarrollo económico y social.
“Estos procesos permiten avanzar en un incremento en las ventas de los productos y servicios de Colombia en el exterior y generan mejor calidad de vida y bienestar de los colombianos”, precisó.
El Almirante explicó a EL NUEVO SIGLO que para asegurar un mayor acercamiento con el sector marítimo y proporcionar una gestión de calidad, agilidad, transparencia y facilitación, la Dimar cuenta con una amplia infraestructura. “El concepto que nos corresponde a nosotros es todo lo que tiene que ver con el aseguramiento de las condiciones náuticas de seguridad, de procedimientos internacionales, del cumplimiento de las normas que, básicamente, son las que disponen las Naciones Unidas y la Organización Marítima Internacional”, precisó.
Durán González señaló que la Dimar trabaja para que el país pueda aumentar su competitividad como parte de la cadena comercial. Indicó que Colombia debe estar preparada para recibir la gran cantidad de buques, el incremento del manejo de la carga y la visita de las tripulaciones y navieros.
“En la medida en que seamos competitivos, que tengamos puertos, y en esto incluyo todo, es decir puertos marítimos y fluviales, aeropuertos, vías de comunicación carreteables y férreas, y particularmente marítimas… Cuando se sume ello con una eficiencia en el manejo de la carga, en el manejo de los buques y otros elementos, más las medidas económicas que el país tome, vamos a dar definitivamente el paso al desarrollo”, reiteró.
Según Durán González los TLC traen incorporado el crecimiento de la carga y allí hay un elemento adicional: la expansión del Canal de Panamá. “Si sumamos estas dos variables vamos a ver que Colombia tendrá afluencia de buques cada vez en mayor número y calado, con más carga en los puertos del Caribe y del Pacífico”, sostuvo.
De acuerdo con el Almirante, Colombia cuenta con unos puertos capaces que cada día están modernizándose con los lineamientos y estándares internacionales. “Harían falta algunas inversiones para poder recibir los buques de gran tamaño, lo cual va, por supuesto, también amarrado a unos procedimientos portuarios, de navegación, mejoramiento de los servicios del puerto en términos de remolcadores, de amarradores y de pilotos prácticos de seguridad marítima”, indicó.
Ajuste normativo
De acuerdo con el Almirante las normas sobre actividad marítima están vigentes y aunque es poco lo que se puede inventar en esta materia, si se presenta una novedad en el mundo, entonces las regulaciones pueden cambiar y mejorar significativamente.
“Las normas que nos rigen en Colombia fueron hechas para un mundo marítimo de hace casi tres décadas, fueron hechas para un momento nacional diferente al que estamos hoy y, por esta razón, ya estamos trabajando en un proceso acelerado -pero con mucha madurez-, rápido -pero muy sensato- y que debe ser el nuevo marco jurídico que direccione la autoridad marítima nacional”, explicó.
Esa normatividad rige lo relativo a puertos, aguas navegables, canales de acceso, señalización, cartografía, control del tráfico marítimo, seguridad en altamar, protección ambiental y prevención de desastres naturales. La legislación interna debe cumplir con todos los estándares para así aplicarla a todos los buques extranjeros en aguas nacionales, como lo hacen las naves colombianas en cualquier lugar del mundo.
También se trabaja en lo relativo a la revisión de procedimientos y normas con la Superintendencia de Puertos, Cormagdalena, Invías, el Ministerio del Transporte y, en general, con todos los actores oficiales que tienen que ver con la función portuaria.
Más herramientas
El reto de la Dimar no es menor. La entidad ejerce sus funciones a todo lo largo y ancho de la jurisdicción marítima, es decir en los 928.660 kilómetros cuadrados, equivalentes al 44,85% de todo el territorio nacional y en los 2.900 kilómetros de línea de costa, en el litoral Pacífico y en el Caribe. También ejerce autoridad en los principales ríos ubicados, especialmente en las zonas de frontera y en el río Magdalena, en los 27 kilómetros finales antes de su desembocadura al mar.
Esta jurisdicción va más allá de la Zona Económica Exclusiva, dentro del concepto de Estado de Abanderamiento.
“Nuestras actividades se desarrollan bajo el concepto de Estado Ribereño, Estado Rector del Puerto y Estado de Abanderamiento, para asegurar un mejor servicio y ejercer sus funciones y atribuciones con el sector marítimo”, indicó.
Le corresponde a la Dimar velar por la seguridad de buques, tripulaciones y de la carga así como asistir, monitorear las naves mercantes en su arribo, tránsito, y zarpe en las aguas jurisdiccionales colombianas, con el propósito de fortalecer aspectos fundamentales de la navegación, como la seguridad de la vida humana en el mar y la protección del medio ambiente marino.
“Es decir, de forma tal que un armador, un dueño de la carga, un dueño de un buque de Estados Unidos, de Canadá o de cualquier lugar de donde vayamos a tener afluencia del comercio, tenga la certeza que cuando llegan a Colombia, cuando ingresan a nuestras aguas, cuando arriban a nuestros puertos se les va a proteger sus intereses, se les va a demostrar que cuentan con seguridad en términos físicos y que no serán objeto de atentados, piratería o de robo”, aseguró Durán González.
Para ello Colombia cuenta con una Armada Nacional, un Cuerpo de Guardacostas y servicios de Inteligencia que brindan la protección requerida. También se dispone de canales seguros, señalización marítima con el más alto estándar y una cartografía náutica que es modelo en Latinoamérica y permite a Colombia llevar un liderazgo en esta materia.
La Dimar, además, está en proceso de mejorar la profesionalización de los pilotos prácticos y los sistemas de control del tráfico marino. Es decir, a similitud de lo que ocurre en las torres de control de aeropuertos nacionales e internacionales, en donde no se debe mover un avión sin que se sepa exactamente dónde está y en todo momento controlar los niveles de riesgo para evitar accidentes.
Igual pasa en el mar, advirtió González. El control de tráfico marítimo es uno de los elementos más importantes que dará la seguridad de que los buques pueden venir a aguas colombianas con la tranquilidad de que estarán controlados, dirigidos, advertidos de los peligros de la navegación y tendrán personas profesionales para atender una emergencia.
Se busca, igual, que las gigantescas embarcaciones que atraquen finalmente en los puertos colombianos y sus respectivas tripulaciones puedan tener la certeza de que los terminales están habilitados y cuentan con todas las herramientas tecnológicas y logísticas para que ese flujo de carga esté protegido con los más altos estándares.
Según el titular de la Dimar la tecnología de punta es uno de los elementos más importantes con los que viene trabajando la entidad, porque es una herramienta de la facilitación. “Cuanto más tengamos tecnología, cuanto más estemos enlazados con el resto del mundo, más fáciles se hacen los procesos de facilitación en el comercio internacional. La tecnología de punta permite ejercer un control administrativo, operativo y legal de los buques extranjeros”, agregó.
Este control se efectúa con una infraestructura compuesta por dos estaciones de tránsito marítimo ubicadas en Cartagena y Barranquilla y una próxima en el Puerto de Buenaventura, operadas por personal altamente calificado.
Recordó el alto oficial que “en el pasado la seguridad no era una variable fundamental, pero hoy en día está la certeza de que sin seguridad en todo el amplio sentido de la palabra, no hay comercio, no hay desarrollo. La seguridad en el pasado era un elemento extra, pero hoy en día es fundamental, es uno de los ejes alrededor del cual gira el comercio, el desarrollo, el progreso, la unión de los pueblos, es decir, todo está alrededor de la seguridad”.
Las amenazas
Además de todo lo anterior se cuenta con la aplicación del Código Internacional para la Protección Marítima de los buques y de las instalaciones portuarias. Esta normatividad proporciona un marco regulatorio para evaluar riesgos y evitar que a través de los buques, instalaciones, carga o los pasajeros se cometan atentados terroristas, narcotráfico, piratería y otras modalidades criminales.
El tráfico de estupefacientes es uno de los mayores riesgos, pues mucha de su actividad se hace por vía marítima. Para hacerle frente está el proceso de interdicción antidroga en altamar, el Cuerpo de Guardacostas y se cuenta con los acuerdos de cooperación no solo con los Estados Unidos sino con otras naciones.
El Cuerpo de Guardacostas también cumple otras funciones relacionadas con el medio ambiente, la lucha contra la pesca ilegal y la protección humana en altamar.
También se trabaja en centros de investigación científica-marina con los buques ARC Quindío, Gorgona, Providencia y Malpelo, los cuales tienen equipos de tecnología de punta y estaciones meteorológicas automáticas que son empleadas para realizar estudios referentes al aprovechamiento de los recursos naturales, el análisis de los parámetros físico-químicos del mar y los fenómenos oceanográficos que afectan al país, así como para los estudios de entidades nacionales e internacionales sobre aprovechamiento de los recursos marítimos.