Ucrania, desestimando fuertes presiones europeas, rechazó entablar conversaciones con los separatistas prorrusos hasta que éstos no entreguen las armas.
Tras el anuncio del ministro de Defensa Valeri Gueletei que no negociará hasta que los rebeldes depongan las armas, Estados Unidos volvió a darle su apoyo verbal, aunque la Unión Europea sigue prefiriendo la vía diplomática.
Kiev asegura que "no volverá a decretar un alto el fuego unilateral", como el que expiró el 30 de junio, dijo el ministro de Defensa.
"El presidente ucraniano lo ha dicho claramente: cualquier tipo de negociación solo será posible una vez que los combatientes hayan entregado las armas definitivamente", declaró rechazando implícitamente las peticiones europeas de volver a establecer una tregua.
En el terreno, las tropas ucranianas han logrado una serie de éxitos desde el fin de semana, forzando a los insurgentes a replegarse en las ciudades de Donetsk y Lugansk, las dos capitales de sus propias "Repúblicas".
El presidente ordenó a sus tropas bloquear el acceso a estas ciudades para evitar el suministro de armas a los insurgentes.
El mandatario, respaldado por los occidentales, dijo durante una visita sorpresa a Slaviansk, antiguo bastión de los separatistas que las tropas retomaron el sábado, que las negociaciones con los dirigentes de la insurgencia eran imposibles porque la mayoría de ellos se escondían en Moscú.
El presidente dijo a los periodistas que sólo hablaría con "los verdaderos jefes de (la región del este de) Donbass, los trabajadores del metal y los mineros, la gente que dispone de la mayoría del poder" en la zona de conflicto.
El lunes el jefe de la diplomacia alemana Frank-Walter Steinmeier pidió una nueva tregua y los presidentes de Francia y Estados Unidos hablaron con su homólogo ruso Vladimir Putin para que presionara a los separatistas a "aceptar un diálogo con las autoridades ucranianas".
Sin embargo Kiev considera que si se establece un alto el fuego incondicional mientras los insurgentes sigan controlando parte de la frontera con Rusia, solo les servirá para rearmarse y reforzarse.
La portavoz del departamento de Estado norteamericano, Jennifer Psaki, preguntada por las imágenes de víctimas civiles en el este de Ucrania atribuidas supuestamente a los ataques del ejército, reafirmó el apoyo de Estados Unidos al gobierno de Ucrania.
"El gobierno de Ucrania está defendiendo su país y creo que tienen derecho a hacerlo", dijo la portavoz.
- Preparativos de guerrilla -
En Donetsk, un avión bombardeó una mina abandonada en la periferia oeste de la ciudad, cerca de un lugar de acantonamiento de los separatistas prorrusos, según los testimonios recabados por la AFP.
En Lugansk, un vehículo de transporte colectivo fue alcanzado por un obús a primera hora de la mañana dejando dos muertos y cuatro heridos, anunciaron las autoridades locales, aunque no precisaron el origen de los disparos.
El líder de los separatistas en Lugansk, Valeriy Bolotov, aseguró que sus hombres lograron repeler a las tropas ucranianas de parte de la frontera rusa y recibieron nuevos suministros de armas antiaéreas y de artillería.
Los guardias fronterizos ucranianos dijeron el martes haber visto "señales de preparativos separatistas para llevar a cabo una guerrilla a lo largo de la frontera".
En Kiev, el presidente Poroshenko, que había cambiado la semana pasada a su ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor, renovó también la dirección de los servicios de seguridad SBU, nombrando a Vasyl Grytask para conducir la sección antiterrorista. El número uno del SBU, Valentin Nalyvaichenko, exdiputado, se mantiene en el cargo.
El ministro de Justicia, Pavlo Petrenko, inició por su parte los procedimientos judiciales para prohibir al Partido Comunista ucraniana debido a su apoyo no disimulado a los separatistas del este.
En Moscú que, según Kiev, apoya a los rebeldes, no ha habido reacciones contundentes a los éxitos de las tropas ucranianas. La clase dirigente está dividida entre los partidarios de la línea dura, que pretenden que siga por la vía militar, y los que prefieren una solución diplomática, preocupados por el impacto que nuevas sanciones internacionales podrían tener en la economía rusa.