El comandante del Ejército, general Sergio Mantilla, exhortó a las Farc para que respondan por el paradero de sesenta militares desaparecidos, algunos hace 15 años, y propuso que el tema sea planteado en la mesa de diálogo, en Oslo. En este dramático cuadro aparecen también cincuenta y ocho policías de los que se ignora su paradero. Las desapariciones ocurrieron en zonas de influencia subversiva.
Primera manifestación. El pronunciamiento del general Mantilla es el primero que se produce en medio de los prolegómenos de las conversaciones entre Gobierno y Farc, que discurren en ambiente saturado de balaceras, atentados dinamiteros contra oleoductos y torres de energía; secuestros, quema de vehículos, muerte de niños y ataques contra la población civil que habita en casas aledañas a los puestos de Policía.
Interrogantes. La gente se pregunta si lo dicho por el general Mantilla ha sido teledirigido por el Presidente u obedece al desespero en que se encuentran las Fuerzas Militares, pues los que están llevando la voz cantante en este proceso son los sujetos al margen de la ley, mientras las fuerzas del orden han acudido a lo ordenado por el Mandatario de manera sumisa.
Historia. Cuando el general Álvaro Valencia tuvo arrinconado al Eln, en Anorí, vino la contra-orden presidencial de López y eso le costó la salida al general más antiguo de la República. Cuando avanzaba el proceso de paz del presidente Belisario Betancur fue convertido en víctima propiciatoria, para darle cabida a los diálogos con la Coordinadora guerrillera, el general Fernando Landazábal, a quien el Mandatario llamó a calificar servicios, asumiendo el mando el general Gustavo Matamoros.
En el gobierno de Samper fue llamado también a calificar servicios el general Harold Bedoya, cuando pretendió salirse de la fila y enfrentar al establecimiento.
En el gobierno de Andrés Pastrana la mala hora le llegó al general Jaime Ernesto Canal, quien recibió una contraorden que no obedeció cuando tenía sitiada a la guerrilla en los Farallones de Cali. Por esta calle de la amargura también trasegó el ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda.
La opinión se pregunta qué irá a pasar ahora con el general Mantilla, por haberse referido, sin tapujos, a los soldados y policías desaparecidos que la insurgencia dice no tener en su poder.
Nerviosismo conservador. La decisión del fiscal Eduardo Montealegre de asumir de manera directa la investigación sobre la Dirección Nacional de Estupefacientes tiene en vilo a varios senadores conservadores, pertenecientes en su mayoría al DNC.
Quien destapó este foco de corrupción fue el entonces ministro del Interior, Germán Vargas, quien fue acusado por el senador Hernán Andrade de "conspirar contra el conservatismo".
La decisión obedece a una cruzada de Julio Sánchez, en La W, para que se castigue a los corruptos.
RECTIFICACION
La información publicada en este espacio el día 10 de julio de 2012, referente al señor Nicolás Farfán Namén, funcionario de la Registraduría Nacional del Estado Civil, no es cierta, y se mencionó sobre supuestos probatorios inexistentes.