Una de las propuestas que puso sobre la mesa recientemente el Gobierno Nacional para enfrentar la crisis cafetera fue adoptar un modelo peruano en cuanto a la compra masiva de dólares con el fin de estabilizar la tasa de cambio.
Así lo manifestó el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, quien recomendó tal modelo ya que en dicho país se aplica “sin mayores dificultades en el manejo de la política cambiaria y monetaria. El Banco Central de ese país ha salido al mercado a comprar masivamente dólares, 300 millones en algunos casos, para estabilizar la tasa de cambio”.
Restrepo llamó la atención por el importante impacto que tiene la revaluación en sectores como el agrícola, especialmente el cafetero, y el Fondo Nacional del Café, que es su principal instrumento financiero.
“La tasa revaluada del peso colombiano está generando estragos monumentales en todos los bienes transables agrícolas o transables que se exportan”, dijo.
Ante ello, el gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros Luis Genaro Muñoz reconoció que “la revaluación por su parte ha sido en extremo dañina”, refiriéndose así a los precios internacionales que “siguen estando por encima de su promedio histórico pero convertidos a pesos no son suficientes para generar rentabilidad en la actividad”.
Restrepo anotó, en medio de un debate de control político en el Congreso, que “el Banco de la República está en condiciones de incrementar considerablemente la compra de dólares, que hoy es de 20 millones de dólares diarios para, sin afectar la inflación, acrecentar la demanda por esta divisa y apaciguar la revaluación de la moneda local”.
Por su parte, Muñoz reconoció que el sector sí está enfrentando problemas de rentabilidad “asociados a la reducción reciente de los precios y a la fuerte revaluación del peso. También la reducción y altísima volatilidad de los precios está primordialmente asociada a la crisis económica mundial y los excesos de liquidez que diferentes inversionistas institucionales, los cuales en busca rendimientos rápidos invierten o desinvierten en los mercados de productos básicos, lo que afecta el nivel de precios”.
El directivo igualmente se refirió al incremento en la inversión en el sector, “tal y como lo demuestran las cifras de renovación”, y añadió que el sector caficultor en el último año “ha invertido para la transformación de su estructura e incrementar su productividad más de 1 billón de pesos, cifra nada despreciable. Este año probablemente será más, gracias al dinamismo en la renovación que estamos viendo en el 2012”.
Al ser preguntado sobre los cuestionamientos que se presentaron en el debate de control político y sobre la inminente necesidad de reestructuración de la entidad, Muñoz respondió que la Federación ya ha realizado un proceso de restructuración que ha sido desconocida.
“Algunos aseveran que desde que se cayó el pacto de la OIC aquí no ha pasado nada. Para darle una idea, en la oficina central de Bogotá desde esa época hemos reducido en un 73% la nómina de funcionarios, y en muchos casos hemos expandido o mejorado la calidad de los bienes públicos cafeteros que proveemos, apalancando los menguados ingresos del Fondo Nacional del Café con otras fuentes”, subrayó.
Respecto al Fondo Nacional del Café argumentó que vale la pena recordar que sus ingresos el año pasado por contribución cafetera “apenas superaron los 100 mil millones de pesos. Desde el 2007 hemos generado ahorros por $244 mil millones, es decir casi 2,5 años de contribución. Es difícil encontrar una organización o empresa que haya realizado esfuerzos de tan amplia magnitud en tan poco tiempo”.