Las tensiones entre Israel y Estados Unidos sobre qué estrategia seguir ante el programa nuclear iraní emergieron este lunes cuando Washington rechazó los llamados israelíes a establecer "líneas rojas" que los iraníes no deberían poder atravesar.
Tanto Washington como Israel dicen que están decididos a detener el desarrollo del programa nuclear iraní, en momentos en que Teherán continúa desafiando la presión internacional, pero existen señales crecientes de desacuerdos entre estadounidenses e israelíes en torno a las tácticas y los tiempos.
El presidente Barack Obama ha hecho de la prevención de la proliferación de estas armas la pieza central de su política exterior, y se ha comprometido a que Estados Unidos evitará que Irán se integre al club nuclear.
Pero el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien considera el programa nuclear iraní como una amenaza a la existencia de su país, teme que Teherán esté a punto de acceder a la tecnología necesaria para dotarse de armas atómicas.
En tal caso, se incrementaría ampliamente la capacidad de Teherán de impedir la intervención militar israelí u occidental, particularmente si el régimen islámico tiene el tiempo necesario para dispersar su equipamiento o ponerlo en bunkers a prueba de bombas.
De esta forma, este lunes, Netanyahu tomó las ondas para urgir a Washington a declarar "líneas rojas" que sirvan de límite a la conducta iraní, las cuales, en caso de ser cruzadas, podrían desencadenar una inmediata y dura reacción internacional como ataques aéreos dirigidos por Estados Unidos.
"Irán no se detendrá salvo que vea una clara determinación de parte de los países democráticos del mundo, y una clara línea roja", dijo el primer ministro israelí a la cadena canadiense CBC.
Funcionarios de Estados Unidos han urgido a Israel a no emprender una acción unilateral, con el argumento de que aún hay espacio para el diálogo en Naciones Unidas dirigido a persuadir a Irán de que cumpla con sus obligaciones en el marco del Tratado de No Proliferación.
Los israelíes también son proclives a posponer cualquier eventual golpe contra Irán más allá del 6 de noviembre, fecha de la elección presidencial de Estados Unidos.
Pero el Departamento de Estado tomó distancia de la postura israelí, que para muchos conduciría a Estados Unidos y a Irán a una lógica de confrontación que podría escalar rápidamente en acciones militares.
"El pueblo estadounidense sabe que el presidente ha dicho inequívocamente que él no permitirá que Irán obtenga armas nucleares", dijo a los reporteros Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado.
La secretaria de Estado Hillary Clinton declinó más temprano la idea de imponer un plazo a Irán para que ponga fin a su plan nuclear.