El canciller de Venezuela Rafael Ramírez subrayó en Viena la "preocupación" de los grandes productores mundiales de crudo por el nivel de los precios del barril, que ha perdido un 30% de su valor en cinco meses.
"Hay acuerdo" de que los precios del crudo "no son buenos", declaró Ramírez, en vísperas de una esperada reunión de la OPEP y tras un encuentro el martes en una gran hotel de Viena con los representantes de Petróleo de México y de Arabia Saudita y Rusia, dos de los mayores productores mundiales de crudo, que concluyó sin acuerdo.
La reunión de dos importantes países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) - Arabia Saudita y Venezuela - con dos países no miembros del cartel - México y Rusia - es algo inédito en la historia de esta organización fundada en 1960, y se da en el contexto de una dramática caída de las cotizaciones que empezó a mediados de junio.
El retroceso de los precios continuó el martes, con el barril de Brent del mar del Norte vendiéndose a 78,53 dólares en Londres, en baja de 1,15 dólares con relación al cierre del lunes.
Esta fuerte caída del oro negro se ha producido pese a factores geoestratégicos, como la situación en Irak y Libia, que expertos auguraron en la pasada reunión de la OPEP en junio contribuiría a estimular los precios al alza.
Venezuela, que según analistas precisa desesperadamente de un petróleo que oscile alrededor de 100 dólares el barril, para hacer frente a sus necesidades presupuestarias y fiscales, defiende a capa y espada un recorte de la producción, que le de un nuevo impulso a las cotizaciones.
La reunión de Ramírez con el ministro mexicano de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y sobre todo con su colega ruso, Alexandre Novak - buscaba por ello "coordinar posiciones" para presionar por un recorte de la producción de crudo, indicó a la AFP una fuente cercana a la delegación venezolana.
La reunión terminó sin embargo sin ninguna clara señal de un recorte de la producción, ni de los países de la OPEP ni de los productores que no son miembro del cartel.
La cita de la OPEP el jueves en Viena - la más importante en los últimos años - es muy esperada por los mercados, sobre todo por las tensiones y divisiones que se vislumbran entre sus miembros.
Arabia Saudita, el mayor productor en el seno de la organización, no ha revelado todas sus cartas, pero fuentes cercanas a la delegación saudita anticipan que abogará por mantener la producción al nivel actual, de alrededor 30 millones de barriles diarios (mbd).
Sin embargo, el poderoso ministro saudí del Petróleo, Ali Al-Naimi, que participó en la reunión con los representantes de Venezuela, México y Rusia, mantuvo el martes el mutismo sobre si está en favor o no de un recorte.
"El mercado reacciona a los comentarios sobre la reunión entre Arabia Saudita, Rusia, Venezuela y México, en la que no se pusieron de acuerdo sobre una reducción combinada de la oferta de petróleo", explicó Abhishek Desphande, analista de Natixis.
Según analistas en Viena, la posición de Arabia Saudita - que hace tres semanas provocó una fuerte caída de los precios cuando anunció que rebajaba los precios del crudo destinado a Estados Unidos, al tiempo que aumentó lo que cobra a países asiáticos - tensa los mercados, que apuestan que el barril seguirá retrocediendo, hasta llegar a 60 dólares el barril, si la OPEP no envía el jueves una señal clara para apuntalar los precios.
Expertos atribuyen esa posición de Riad a que el país árabe busca ampliar su cuota del mercado, y quiere llevar el precio del crudo tradicional a un punto en el que la producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos, que ha crecido considerablemente en el último periodo, sea económicamente inviable.